Dulce Sueño.

144 10 0
                                    

Había soñado muchas veces, demasiados días lo que hubiera pasado de no perder a su cachorrito, especialmente en las noches oscuras en las cuales fue internado en un costoso hospital de su organización. 

No se engañaba pensando que le amaría, pero si creía, que de sobrevivir, se habría entregado a él, sería suyo, por completo. 

Y esperaba que al despertar su cachorrito, creyera en sus palabras, en cada una de ellas, en su gran victoria, en su victoria. 

La que aún podía imaginar, que le contaría, que le enseñaría, que le diría, que le haría creer, porque eso era mucho más fácil, que decirle que fue secuestrado de otra dimensión, para ser convertido en su dulce cachorrito. 

*****

En ese instante Radamanthys por un momento pensó en regresar al balcón, su amado no quería que muriera, también se lo había suplicado, sin embargo, en ese momento, fue que Kanon decidió correr hacia donde él se encontraba, para sostenerlo de la muñeca, dándole el empujón final para soltarse, dejándose caer antes de que Kanon pudiera hacer algo por salvarlo.

-¡No! 

Sintiendo los brazos de Saga sostenerlo, para que no saltara detrás de él, observando como su cachorrito trataba de matarse, sin embargo, Milo si pudo hacer algo, el si pudo salvar a su cachorrito para el horror del mismo, sosteniéndolo de la muñeca, lastimándose en el proceso, pero sin soltarlo, necesitaba ganarse el beneplácito de Kanon, no deseaba que le odiara por el resto de su vida o que matara a su gatito en represalia. 

-¡Rápido, no podre sostenerlo por demasiado tiempo! 

Los dos gemelos reaccionaron poco después, observando como Radamanthys trataba de soltarse, luchando contra Milo, quien al haber sido entrenado en el santuario, al ejercitarse diariamente al menos cuatro horas al día era por mucho más fuerte que el cachorrito de su mejor amigo, no lo dejaría ir, sin contar que la vida de su gatito estaba en peligro. 

-¡No! ¡Déjenme morir! ¡Por favor! 

Los tres eran especialmente fuertes, estaban entrenados en el arte de matar, podían destruir a sus enemigos o derrotarlos con facilidad, por lo cual, entre ambos, pudieron elevar a Radamanthys, aunque este quiso saltar y luchaba por soltarse.

-¡Déjenme ir! ¡Déjenme ir con él! 

Sin embargo entre los tres lograron derribar su cuerpo y mantenerlo inmovilizado, siendo Milo quien le puso unas esposas en las muñecas para poder inmovilizar su cuerpo, o al menos lograr, que pudieran controlarlo. 

-¡No vas a dejarme solo de nuevo! ¡No lo voy a permitir! 

Gritó Kanon, sosteniendo a Radamanthys de los brazos, tratando de pegarlo a su cuerpo, acariciando su cabello que no era del color ni la forma adecuada, un error que pronto solucionaria, con el paso del tiempo, dejando que sus hermosos hilos crecieran sin ser modificados. 

-Camus, tranquiliza a este… cachorrito, ahora mismo. 

Camus después de arriesgar su vida para apartarlo de Kanon se dio cuenta que no era para nada una buena idea, que de todas formas le obligarían a regresar, así que usando una jeringa con un tranquilizante en una dosis demasiado alta, decidió obedecer, inyectando a Radamanthys con esta, para dormir al cachorrito en cuestión de minutos. 

-Desháganse de la basura, no quiero que nada quede de ese ladron, de ese farsante… 

Milo asintió, al igual que Saga, observando como Kanon cargaba a su cachorrito entre sus brazos, para llevarlo a sus habitaciones, pensando que lo mejor era colocar unas barrotes en esa zona, no queria que su amado tratara de matarse de nuevo. 

Sueño de Quimeras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora