Carrera.

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A eso de la medianoche, Hades se encontraba en la habitacion que compartia con su esposo, cuyas heridas ya estaban siendo atendidas, guardaba silencio absoluto, acostado en su cama, mientras que el médico terminaba de coserle la ceja, sin hacer preguntas, dejándolos solos cuando hubiera terminado.

-¿Por qué lo dejaste ir? 

Radamanthys no se movió, desviando la mirada, era obvio porque le dejó ir, estaba enamorado de ese hombre y no dejaría que lo asesinaran, eso nunca, aunque era un completo inútil, nunca había logrado nada con su vida, únicamente ser el esposo de Hades o el esposo de Kanon.

-Dime algo para que pueda perdonarte. 

Radamanthys cerró los ojos, llevando una mano a su pecho, tenía tres costillas rotas y varios daños parecidos, tuvo suerte de no tener daños internos después de la golpiza que le dio su esposo verdadero, en cambio, el hombre que se suponía que debía matarlo, no se atrevió a levantar una sola mano en su contra, ese individuo que se suponía que tenía muchas bajas en su nombre.

-No se atrevió a lastimarme, mi esposo falso, Kanon no se atrevió a levantar una sola mano en mi contra, no quiso dispararme, ni hacerme daño, en cambio, mi esposo verdadero, tu, me rompió tres costillas, dos dedos, me partió el labio, el pómulo… como si te gustara golpearme, pero no me matarás, porque aun quieres torturarme un poco más, porque no eres más que un monstruo. 

Hades únicamente sonrió, negando eso, para sentarse a su lado, llevando una de sus manos a sus muslos, recorriendolo por debajo de su sábana, agachándose solo unos pocos centímetros, para besar sus labios, sujetando su cuello con su mano libre.

-Solo tienes que olvidarlo, él no es nada, Radamanthys, no importa, un don nadie. 

Radamanthys llevó sus manos a las suyas, para detener sus caricias, o intentar hacerlo, porque inmediatamente, golpeó su pecho, con su codo, escuchando un grito de dolor, para llevar una pistola a su cabeza.

-Eres mi esposo, yo soy tu familia, lo único que tienes es que te perdiste en la misión que te di, pero pronto regresaras y estarás tan radiante como en nuestra noche de bodas, la recuerdas.

Cerró los ojos cuando siguió acariciando su cuerpo, besando su mejilla, al mismo tiempo que rodeaba su entrepierna, esperando escuchar algún gemido de placer proveniente de sus labios.

-La primera noche que te hice el amor, cuando bailamos bajo la luz de la luna… 

Radamanthys de nuevo intentó separarse de sus manos, que le recorrían con delicadeza, sus labios sobre sus mejillas, fingiendo ser un amante delicado, robándole el aliento, porque no podía respirar con facilidad debido al dolor de sus costillas rotas, la sangre de su nariz, el dolor de su cabeza, que recibió varias puntadas.

-¿Acaso no fuimos felices? 

Solo asintió, esperando que con eso fuera suficiente para que le dejara ir, el medico le habia dicho que debía descansar para poder recuperarse, Hades lo sabía, esperaba que le dejara al menos esa noche dormir sin él, para acostumbrarse a vivir a su lado de nuevo.

-Te haria mio sin descanso esta noche, pero, debemos partir mañana temprano, me ofrecieron un trabajo en Europa y partiremos en unas horas, de lo contrario, no podrás recuperarte lo suficiente para el largo viaje que realizaremos.

No sabia que partirian tan pronto, ni siquiera que abandonarían su mansión, así que era cierto lo que le dijo de atacar a Kanon, por eso deseaba que reaccionara, o tal vez, pensaba que interian buscarlo, lo que fuera, su opinión era irrelevante.

Sueño de Quimeras.Where stories live. Discover now