Realidad Y Dolor.

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Radamanthys entonces sonrió, apoderándose de sus labios, ingresando su lengua en su boca, con un gemido lánguido, para guardar el arma a sus espaldas, arrastrando a Kanon hasta su auto, cubierto de sangre, atravesado por las balas.

-Vamos a casa, quiero que me hagas el amor hasta el amanecer.

Pronunció al mismo tiempo que los hombres de Saga llegaban a esa escena, sabía que pronto Milo llegaría con varios policías, era el momento de huir, pero, no sin antes, ver la expresión de Saga, junto a tres soldados, quienes veían la masacre entre sorprendidos e impactados.

-Te lo dije Saga, este pequeño era mi igual.

Thanatos e Hypnos bajaron del auto levantando las manos, cuando recibieron la orden de Afrodita, que volteo a verlos, antes de iniciar sus tareas, Kanon le vio en silencio, logrando que el hermoso traficante se preocupara.

-Te mandaré un regalo por tu hallazgo Afrodita, hiciste un buen trabajo.

Afrodita sonrió, para enseñarles un vehículo a los gemelos, que eran de la misma edad que Hades, quien ya estaba muerto, con una bala en la cabeza.

-Saga, mi pequeño se llama Radamanthys Walden Tercero, quiero que arregles que le regresen lo que es suyo por derecho, tan pronto como puedas.

Saga no entendió una sola palabra pronunciada por Kanon, quien cargó a Radamanthys en sus brazos, escuchando como alguien abría la puerta de su auto, para ingresar en ella, ese era Sorrento, ellos viajarian en la parte trasera del coche.

-Mi pequeño es un noble.

E inmediatamente comenzó a reírse, porque le parecía ridículo, porque parecía que su niño era el protagonista de un cuento de hadas, pero en este no ganó el príncipe de corazón puro, sino el caballero con el corazón podrido, el hechicero, el demonio que le perseguía, pero quién más podría protegerlo, quien más que un demonio, podía enfrentarse a otro igual.

-Hades le robo todo lo que poseía, fue así que llego a mi lado y quiero que lo tenga de regreso, hasta el último centavo.

Radamanthys entonces beso su cuello, quería ir a casa, deseaba estar con Kanon, con su demonio de cabellera azul, deseaba sentirlo con él, que le hiciera suyo, así que no deseaba perder más tiempo.

-Kanon... por favor.

Toda esa sangre le había excitado al parecer y sabia como se sentia, la primera vez fue igual para él, cuando mató, cuando pudo defenderse, ese sentimiento era tan agradable, esa euforia necesitaba canalizarse, utilizarse en algunas placenteras tareas que durarian hasta el amanecer.

-Te lo encargo.

Saga asintió, después de todo era un buen hermano y pensaba que esta vez ya estaban a mano, ya no volvería a tratar de arruinarle, únicamente porque su atención la ocupaba su pequeño dragón, sentado entre sus piernas, quien no dejaba de besarle, de buscar su atención, restregando su nariz contra su cuello, sus labios en su oreja, sus manos en su pecho, al mismo tiempo que el acariciaba las piernas de su dragón, su entrepierna.

-Ya casi llegamos pequeño, no comas ansias.

Pero su pequeño se subió sobre sus piernas primero para besarle con toda esa pasión de la que era capaz de transmitir, desesperado, llevando sus manos al cinturón de Kanon, para abrirlo e inmediatamente relamer sus labios.

-No, dijiste que podía hacer lo que deseara y te deseo ahora mismo.

Fue su queja, acariciando su hombría con sus manos, lamiendo su pecho con su boca, mordisqueando de vez en cuando su piel, dejando algunas marcas, haciéndola arquear la espalda cuando su pequeño, su dragón, que ya era bastante alto, bastante musculoso, pero creceria todavía más, se apartó un poco de su cuerpo para poder lamer su hombría, que aun acariciaba con sus manos.

Sueño de Quimeras.Where stories live. Discover now