Luz.

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Esta ocasión Hades lo llevó a un restaurante costoso, con músicos amenizando la velada, música clásica y una soprano cantando alguna pieza clásica, supuso, aunque nunca había sido su favorita.

Radamanthys prefería el rock pesado, la música mundana y ruidosa, la comida caliente con una apariencia grasosa, las hamburguesas o las malteadas, no los platillos que parecían ser creados por un arquitecto, lo que no le habían dejado disfrutar en su niñez

-Te ves nervioso. 

Estaba muy nervioso, era cierto, pero trataba de disimularlo, disfrutar de la velada y después, regresar a sus habitaciones, que eran las mismas que usaba con Kanon, el hermoso Kanon de geminis, el embaucador de dioses, un soldado que pudo derrotarlo con demasiada facilidad. 

-Y no deberías estar nervioso. 

Hades llevó su mano a su mejilla, acariciándola con está, haciendo que tragara un poco de saliva, tratando de mantenerse quieto, observando en otra dirección, esperando que su señor le dejara ir pronto. 

-Sabes que conmigo estás a salvo. 

No estaba tan seguro de eso, recordando algunos de sus sueños, en los cuales Hades no le dejaba ir, una noción que le dio gracia, porque su señor, sólo estaba divirtiéndose, él no valía nada para su dios, no era nada, así que, tenía que aceptarlo. 

-Que yo sabré cuidar de ti, como lo he hecho por estos últimos milenios. 

Pronunció, acercándose a Radamanthys, que se petrifico al escuchar esas palabras y sentir la mano de Hades en su mejilla, su otra mano sosteniendo la que estaba en la mesa, como si fueran una pareja, en una cita romántica. 

-Aunque no lo parezca, soy un dios generoso, puedo cuidar de ti, puedo amarte como lo haría cualquier mortal. 

Como lo haría Kanon, al que le había prometido no compartir su cuerpo con nadie más, como única condición para estar a su lado, una que no deseaba romper, así que se apartó de su dios, cuando llegaron los primeros aperitivos. 

-Es un crocante de piel de pato con frutos rojos y salsa de hígado de ganso, aromatizado con especies de la India y nueces recogidas esta misma mañana. 

Radamanthys observó su aperitivo, que era del tamaño de una moneda, de varios colores, de varias texturas, con un aroma delicado, pero, no le agradaba demasiado, esperando el momento en el que Hades decidiera comerlo, suponiendo que no debía tomarlo entre sus dedos y llevarlo a su boca. 

-Permiteme… 

Hades era ajeno a su molestia, supuso, porque tomo el aperitivo, una parte de este con un tenedor, para llevarlo directo a su boca, esperando que abriera la boca y eso hizo, tenía que obedecer a su señor, entretenerlo esa noche, pero no acudiría a sus habitaciones, para honrar su promesa a Kanon. 

-Es delicioso, no es cierto. 

Susurro, observandolo fijamente, como si estuviera analizando sus acciones, sus expresiones, notando que no se estaba divirtiendo demasiado, así que, colocando los cubiertos de una forma especial, espero por que el mesero se llevara los platos y le entregará la cuenta. 

-Este lugar no creo que sea de tu agrado… 

No lo era, pero no dijo nada y viendo que le ofrecía su brazo, lo tomo, sintiéndose algo extrañado al recibir ese gesto de caballerosidad, caminando a lado de Hades, que se veía demasiado alto a comparación de cualquier humano, aún de él, cualquiera pensaría que se trataba de un basquetbolista o algo parecido, un modelo de pasarela, alguien que llamaba su atención cuando le veían pasar. 

Sueño de Quimeras.Where stories live. Discover now