Camuflaje.

125 14 31
                                    

Dohko le hizo una señal para que Radamanthys guardara silencio, esperando a que la limusina se alejara, para poco después salir por la puerta, para asegurarse que Hades aún siguiera con vida. 

Escuchando los pasos del último heredero de la familia Walden, que aparentemente, no comprendía nada de lo que pasaba a su alrededor, solo que aparentemente pelearía hasta la muerte por su libertad. 

—Deberías quedarte en mi departamento, hasta que sepamos si es seguro.

Radamanthys negó eso, no podía dejar solo a Hades, tenía que ver si aun estaba vivo, deteniéndose en la puerta, al verle levantarse con demasiada lentitud, cubierto de golpes, sangrando, únicamente porque pensaban que podía ayudarle, sin saber, que lo estaba haciendo en realidad.

-Kanon es un demente, no puedo dejar que de contigo, jamas me lo perdonaría.

Dohko vio como el chico rubio corrió a su encuentro, o al menos lo intento, porque a leguas podía ver que su pierna le dolía, estaba cojeando demasiado, debido al cansancio o cualquier otra razón, levantando a Hades con algo de dificultad, pues el era especialmente alto.

-Pensaba que le diría en donde estabas, que te traicionaria, pero no lo dejaré acercarse a ti, mucho menos al escuchar lo que te hizo, al ver tu miedo. 

Hades al sentir el cuerpo de Radamanthys a su lado, sus brazos sosteniéndolo, sonrió, acariciando su mejilla, para besarlo de pronto, como había deseado hacerlo cuando apenas pudo conocerlo, al verlo trabajar con tanto empeño, creyendo que se trataba de una persona ejemplar.

-Te quiero, me gustas mucho y comprenderé si no aceptas mi amor, pero no te dejare solo, no con Kanon. 

Dohko al ver que Hades aun estaba vivo, regresó con sus peces, no podía hacer nada más, únicamente, mudarse de nuevo, estaban demasiado cerca y lo mejor era escapar, dejando que los mataran, traicionando a los jóvenes en ese departamento, pero salvando su pellejo, uno viejo, cansado, que ya no era nada agradable a la vista, pero aun así tenía su libertad, podría permanecer libre de Shion, el patriarca de lo que llamaban “el santuario” por más tiempo, que era una secta, cuyos miembros decían ser los únicos elegidos por el cosmos, los soldados de los dioses, instrumentos de lo divino, sólo unos dementes.

-Si quieres sobrevivir, debes irte ahora, Radamanthys cambiar su apariencia, pintarse el cabello, depilar sus cejas, cambiar el color de sus ojos, yo que se… tratar de pasar desapercibido, salir de este lugar como lo haría un ilegal, solo asi podras comprar algo de tiempo, porque tarde o temprano darán contigo y tendrás que huir de nuevo. 

Dohko entonces dejo un pequeño fajo de dinero en el brazo del sofá que estaba junto a la puerta, con eso podrían comprar algunos víveres, resistir varios días, algunos pasajes de camión, comprar tiempo, nada más podía hacer sin arriesgarse a ser encontrado, porque en “el santuario” creía en las duplas y se había decidido que la suya sería Shion, su viejo amigo, su camarada, su compañero elegido, su amo.

-Y lo más conveniente es moverte solo, así no arrastrarás a nadie mas contigo, pero no harán caso, yo solo soy un hombre viejo, a punto de encontrar mi tranquilidad en los brazos de la muerte, ustedes aun son jovenes, aun tienen esperanza.

La puerta se cerró, con ese mismo sonido metálico que tanto perturbaba a Radamanthys, el que ya no sonaba como clavos de un ataúd, sino como el choque de un auto contra otro, de un accidente.

-No voy a arrastrarte conmigo, ese anciano ya me dio suficiente dinero Hades, eso es todo lo que necesito, me ire, lograre pasar desapercibido si no dejo de moverme o de cambiar mi apariencia, así que, tu quedate, si esto es una advertencia, no quiero saber que será un castigo. 

Sueño de Quimeras.Kde žijí příběhy. Začni objevovat