Acoso.

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Radamanthys se quitó el mandil, y parte de su uniforme, deteniéndose al sentir una extraña presencia, escuchando unos pasos que le hicieron voltear, únicamente para ser acorralado contra su propio casillero, con una boca apoderándose de la suya, un beso húmedo, salvaje, que le robó el aliento.

Al mismo tiempo que unas manos rodeaban su cintura, tratando de pegarlo un poco más a él, ingresando su lengua en el interior de su boca, cuando intento decirle que se detuviera, abandonando su cintura, para sostener sus muñecas, las que llevó a sus costados, de alguna forma que no alcanzaba a comprender, Kanon era mucho más fuerte que el.

-Trabaja para mi, te pagaré cuatro veces lo que recibes aquí, serias mi asistente y tendrás que acompañarme a cualquier sitio, pero seré generoso, te pagare muy bien por tus servicios.

Radamanthys intento responderle, pero Kanon volvió a besarle con hambre, pegandose contra su cuerpo, restregándose contra él, sin importarle su ropa mojada, unicamente su calor, deteniéndose cuando su sexo comenzaba a despertar, fijando su vista en su rostro, para separarse repentinamente.

-Solo tienes que ser amable conmigo y a cambio conoceras el paraiso. 

No deseaba conocer el paraíso en sus manos, y por un momento, pensó en atacarlo, golpear su rostro, empezar una pelea en esa zona, pero estaba seguro de que no le causaría más que problemas.

—¿Necesitas ayuda? 

Escuchó que preguntaban, el cocinero del restaurante, el que decían era hermano de Pandora y sostenía un cuchillo de la cocina, uno de los que se usan para cortar cebollas, largo, afilado, demasiado llamativo.

—No te conviene meterte conmigo...

Kanon se fijó en el letrero con su nombre, molesto por la intrusión, pero mucho más por la amenaza velada del cuchillo, llevando su mano a su pantalón, para sacar su cartera, colocando una jugosa propina en el pantalón de Radamanthys, como si este fuera una vedette y su cinturón un liguero. 

—Este día fuiste encantador, mi cachorrito, nos vemos mañana. 

Finalizó dándole un beso en la mejilla, antes de salir, abriendo su saco, únicamente para enseñarle al otro mesero un revólver, un arma de alguna clase, la que debía estar cargada. 

—No te conviene hacerte el heroe...

Aquello lo dijo para Hades, guiñandole un ojo, de forma juguetona, esperando que no se interpusieron más, preguntándose qué haría esa mujer si le ordenaba sentar a su mesero favorito en su mesa.

Probablemente simplemente le diría que lo hiciera y ese día disfrutaría mucho más su comida, a lado de su cachorrito.

Radamanthys le vio alejarse, para cambiarse la playera, debía recoger sus cosas, ya lo habían despedido, al menos, no le hicieron pagar esa computadora o disculparse con Kanon por ello. 

Hades se mantuvo unos momentos en esa habitación en completo silencio, para después regresar a la cocina, preguntándose qué estaba pasando en ese sitio y porque Pandora parecía no hacer nada al respecto, después de todo, ella era la encargada del personal, el solo se encargaba de la comida y de los menús. 

—Radamanthys, he cambiado de opinión, solo tómate el día libre y mañana regresa con nosotros, me lo han explicado todo y me han dicho que no ha sido culpa tuya, Saga es todo un caballero. 

Saga, era el nombre del hermano de Kanon, tal vez, él podría hacer algo al respecto, de lo contrario suponía que lo mejor era renunciar desde una vez.

Sueño de Quimeras.Where stories live. Discover now