Traición.

100 15 4
                                    

Radamanthys sujetó las mejillas de K, besando sus labios con delicadeza, para apartarse poco después, esperando que su anfitrión escuchara sus palabras, que quisiera escapar con él, llevarlo lejos, a un lugar seguro en donde no tendría que soportar la locura de quienes lo acompañaban. 

-¿Qué ocurrió? 

Le pregunto cuando se apartaron algunos centímetros, notando que estaba demasiado tenso, demasiado preocupado, podía verlo debido a los sueños que tenía, a esas vivencias que eran reales y en cada una de ellas, amaba a alguien como Kanon, y alguien como él respondía a su afecto. 

-Te ves muy tenso K… 

Lo estaba y se preguntaba porque razon tenia que decirle asi, K, apenas el principio de su nombre, como si no quisiera confundirlo con ese otro que quiso apartarse, dejarlo en compañía de ese Hades. 

-Lo estoy, estoy demasiado tenso y no dejo de preguntarme si tu me amas… 

Radamanthys arqueo una ceja, preguntándose de qué estaba hablando, porque era más que obvio que después de unas horas, no podría amarlo y siendo una persona tan inteligente como lo era K, suponía, que ya lo sabía. 

-¿Si te amo? 

K asintió, sosteniendo sus muñecas como si quisiera bailar con él, en ese balcón, dando algunas vueltas tarareando una música imaginaria, deteniéndose justo a la mitad de ese balcón, suspirando, acariciando su cintura y su rostro, como si fuera hecho de porcelana, algo valioso, que tienes miedo de romper.

-Si, necesito saber si tu amas a ese vagabundo o no, si podrás llegar a amarme a mi.

A sus espaldas escuchó el sonido de varias personas moviéndose, preparándose para atacarlo supuso, con una sonrisa de medio lado, volteando para ver como Shion acompañado de Saga ingresaban en ese cuarto.

-En ocasiones tenemos que reescribir las memorias de nuestros adeptos, especialmente en casos especiales como estos, cuando están tan confundidos que piensan vienen de otro mundo, esos casos son mínimos, pero, sabemos cómo tratarlos.

Así que K estaba dispuesto a entregarlo a una sala de torturas en donde le harían creer que era su cachorrito, que no cayo del balcon, que no murió y tal vez, eso era lo que tenían planeado realizar en esa vida, antes de que huyera. 

-¿Dejarás que me torturen? 

Lo estaba preguntando, pero bien sabía la respuesta, que era si, el dejaria que lo torturaran unicamente para lograr su cometido de ser amado por el, aunque fuera un sentimiento falso y de ser otro, estaría aterrado, pero era un juez de las almas, era poderoso, era fuerte, no dejaría que lo trataran como basura. 

-Has luchado tanto por recuperarme y permitirás que me torturen, que tu amo me haga daño como se lo hizo a tu cachorrito, que no confiaba en ti, porque obviamente no estás en posición de protegerme, si recibes órdenes de este anciano, de tu hermano mayor… 

La expresión de K fue toda una poesía, no sabia que hacer, se sentía culpable, pero al mismo tiempo no entendía cómo revelarse, como negarse a sus órdenes o deseos, como lo pensó en esa barra, bebiendo un poco de whisky, K no era como su Kanon, él no daba las órdenes, él las recibía y eso era muy poco atractivo para él. 

-Y yo que pensaba quedarme contigo hasta el final de nuestros días, enseñarte a usar el cosmos que recorre tu cuerpo, el verdadero poder, el único que importa. 

Radamanthys iba retrocediendo, acercándose a K, que no sabia que hacer, estaba petrificado, así que, repentinamente, usando la sorpresa, atacó al joven demente a su lado, haciendo que los dos cayeran del balcón, sobre uno de los autos, sosteniéndolo del cuello poco después, para colocar un pedazo grueso de la botella que le habían dejado, justo a la altura de su yugular. 

Sueño de Quimeras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora