Esperanza.

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Camus estaba seguro que por no atenderle pronto, jamás se recuperaria del todo y esperaba al mismo tiempo que Kanon tuviera piedad y no le disparara, que Milo pudiera protegerlo, quien sosteniéndolo de sus brazos, aun seguía actuando como un escudo humano, aunque pudo escuchar un disparo, a un lado de su cabeza, haciendo un agujero en la pared.

-Si no dan con el, mataré a tu gatito, Milo.

Le informo al menor que mantenía apretados los dientes, al mismo tiempo que Camus, se preguntaba porque lo amenazaba a él, que le había hecho para que pudiera culparlo de la fuga de Radamanthys.

Al mismo tiempo que Saga, quien intentó situarse entre Camus, Milo y Kanon, sabía que hablaba en serio, el menor nunca bromeaba con nada, era el diablo cuando lo hacían enojar, o un ángel, cuando lo tenías de tu lado.

-Tienes un mes para encontrarlo… nada más que eso. 

Milo asintió, a punto de decirle que si estaba dispuesto a perder su amistad por ese cachorrito, pero antes de que pudiera decir cualquier palabra, Kanon se levantó, sosteniéndolo de las mejillas.

-No hay nada que no haría, por tenerlo a mi lado y si piensas, que perder tu amistad, significa más para mi, que obligarte a recuperar a mi amado, piensalo de nuevo Milo. 

Kanon susurro en su oído, colocando el cañón de la pistola en la barbilla de Camus, haciendo el sonido de un disparo, para después alejarse, ansioso, enojado y meditando, tratando de pensar a donde podria ir, seguro que buscaría al cocinero.

-Sigan al cocinero, mi cachorrito tratara de acudir a él y cuando lo hagan, traiganmelo, sin importar cuánta sangre sea derramada, no dejare que me abandone de nuevo. 

Milo deseaba golpearle, Saga esperaba que su hermano no hiciera ninguna locura y Camus, seguía aferrado a la espalda de su captor, esperando que no fuera asesinado por su acto de buena voluntad, escuchando como Kanon se marchaba, sintiendo los brazos de Milo rodeándolo, besando su frente.

-Encontraré a ese cachorrito, no temas, no dejare que nada te aparte de mi lado.

Escuchando un llanto ligero, el primero en todo ese tiempo a su lado, apenas un susurro, que acompañaba a unas manos que se aferraban de su ropa, por primera vez Camus buscaba su protección y eso, a pesar de saber que Kanon sería capaz de matar a su gatito, le hacía sentir satisfecho.

-No lo permitiré.

Le juro, besando su frente, llevandolo a su habitación, ese día no asistiria al hospital en donde laboraba, se quedaría a su lado, permitiéndole complacerlo.

-Nadie te hará daño. 

*****

-¿Fue ese tipo, el que te visitaba en el restaurante? 

Radamanthys se había dado un largo baño, tratando de acomodar su cabello, que cortó con un cuchillo especialmente afilado, llevando una mano a su frente, donde deberían estar sus cejas, las que también se quitó, cortándose un poco, pero al menos, no lo reconocieron.

-¡Ese maldito que te acorralo en la cocina! 

Radamanthys asintió, ya le había dicho todo, como fue tan estúpido como para no huir apenas pudo hacerlo, la información que Kanon poseía de su persona, el código de seguridad, solo lo necesario de sus primeros meses de cautiverio, lo que sabía de sus conecciones, todo lo que pensó era necesario para que Hades comprendiera en la clase de problema en la que estaba metido y que quisiera ayudarle.

-¿Podrías prestarme algo de dinero?

Radamanthys usaba una playera blanca, pantalones de dril, tenis blancos y ropa interior también blanca, toda ella de Hades, la que le quedaba un poco suelta, sin embargo estaba limpia, era cómoda, la clase de ropa que usaría alguien como su único amigo, quien le había preparando un poco de cafe, asi como le había servido una rebanada de panque de nueces y frutos secos, el que devoró, en realidad estaba hambriento.  

Sueño de Quimeras.Where stories live. Discover now