Fuga

189 21 18
                                    

Su muchacho, hablaba de él como si fuera poco menos que un idiota, supuso, asintiendo, sin importar lo que pasará su trabajo era obedecer las órdenes de Kanon.

—¿Cualquiera que intente importunarme o cualquiera que simplemente trate de charlar conmigo? 

Kanon simplemente sonrió, Aioria volteo sorprendido, no sabía que la persona que debía escoltar esa semana estaba presente en esa habitación, no lo escuchó entrar y podía ver, que tenía un gusto en trajes parecido al de su esposo, ropa sencilla, de la mejor clase, de colores opacos.

—Aquí estás, mi pequeño, te presento a Aioria, aunque ya lo conocías, será tu acompañante durante mi viaje de negocios, la última vez no lo pasaste muy bien, cuando decidí llevarte conmigo. 

Radamanthys le miró fijamente con una expresión distante, para observar de nuevo a su esposo, que únicamente esperaba una respuesta suya.

—No, supongo que tienes razón, pero yo soy capaz de cuidarme solo, no necesito un guardaespaldas, además, muy probablemente ni siquiera salga de nuestra mansión.

Aioria estaba a punto de disculparse, pero Kanon, simplemente suspiro, caminando algunos pasos en dirección a su esposo, deteniéndose a pocos centímetros de su cuerpo.

—Tu y yo sabemos que tengo mis razones para no querer dejarte solo, Aioria actuará como un chaperon o un eunuco, evitando que vayas a verlo, quien sea que se atrevió a seducir a mi esposo. 

Radamanthys no pudo creer lo que le decía e inmediatamente intentó golpearle, siendo sostenido por el mayor, que torció su brazo, acercándose a su cuerpo.

—Se que es alguien mucho más joven que yo, pero he sido un caballero y no he indagado aún con quién tratas de alejarte, porque sabes que lo mataré, como yo sé que no dejaras de recriminarme por ello.

Radamanthys le miró de reojo y después logró soltarse, sin negar las acusaciones realizadas, simplemente apartándose de su esposo, que le dejó alejarse.

—Así que haznos un favor y compórtate como cuando comenzamos a salir, no quiero tener más problemas contigo, pequeño.

Aioria se limitaba a ver a Radamanthys, sin demostrar su preocupación por el, no podía y aunque pocas veces había visto al esposo de su jefe, desde la segunda ocasión, ellos se veían en secreto.

—¿O que me harás? 

Le pregunto, sin dejarse amedrentar, logrando que Kanon sonriera, ese carácter le encantaba, esa furia controlada, esa mirada que podía matarlo, pero al mismo tiempo se sometía sin más ante sus juegos de cama, aún en ese momento, portaba ropa especial debajo de aquel traje formal.

—¿Mi coche o cualquier vehículo que ocupe se quedará sin frenos o combustible? 

Kanon negó eso, no lo mataría de esa forma, era demasiado impersonal, pero si insistía en seguir viéndole, lo mataría con sus propias manos, después de enseñarle lo que le haría a su amante, que se atrevía a tocar su cuerpo con un tatuaje modificado para que dijera “K&R forever” con rosas con espinas rodeándolo, más otros que eligió para su pequeño. 

—Saldré algunos días, una semana, pequeño, Aioria me hará el favor de cuidarte en mi ausencia, no le causes problemas, así que compórtate. 

Finalizó aquella discusión colocando un beso en la mejilla de Radamanthys, saliendo de aquel cuarto, sin decir nada más, dejándolos completamente solos, para que pudiera recordar la forma en que cayó en sus redes.

Permitiendo que Aioria lo escoltara a su mansión, en donde se quitó su saco y se arremangó la camisa, para servirse un poco de Whisky en un vaso de cristal, suspirando. 

Sueño de Quimeras.Where stories live. Discover now