Capítulo 32: La casa de la familia Scott

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Fruncí débilmente el ceño y busqué en google «Rogan Brown», salieron muchos enlaces, al parecer, Rogan había ganado muchísimos más campeonatos de boxeo, pero en su mayoría informales y todos abrían sus apuestas para la pelea de este sábado, no salía nada de que Rogan fuera un asesino, pero sí me ponía muy intranquila, así que busqué: Rogan Brown asesino, y solo salió un link.

Lo abrí ansiosa esperando a que la página cargara y leí que hubo una pelea donde Rogan al parecer estaba involucrado, una persona quedó mal herida y murió, pero por falta de pruebas y testigos, Rogan quedó impune.

Dejé el teléfono a un lado y pasé una mano por mi rostro, sabía que Rogan era peligroso, lo había visto pelear y perder el control, incluso Ariana y Alexander le tenían miedo cuando se descontrolaba, ¿acaso Rogan sería capaz de matar a alguien?

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Era sábado en la mañana, no veía a Rogan desde el miércoles, ni había tampoco salido de mi rutina de ir a clases y luego llegar directamente a mi habitación. Desde que mi madre me dijo que Brandon contrató personas para vigilarme, miraba a todos lados pensando en quién estaría observándome, hasta un momento pensé que solo era paranoica creyendo que las personas me seguían y me causaba una enorme ansiedad.

No sabía cuál sería mi plan, solo quería seguir en la universidad, pero ir contra el destino que mi religión trazó para mí, me daba más ansiedad porque realmente no quería pasar el resto de mi vida siendo infeliz con Brandon, más ahora que sabía la felicidad que podía darme otra persona, una felicidad que yo merecía. 

Destino de mierda, todo era una mierda.

—Hola —dijo Ariana entrando a la habitación, me sobresalté un poco en la cama a pesar de que solo adelantaba un trabajo de la computadora.

—¿Qué pasó con los dos toques? —dije, después de lo que ocurrió el miércoles cuando mi madre se encontró a Ariana en la entrada y entraron a la habitación interrumpiéndonos a Rogan y a mí prácticamente encontrándonos con las manos en la masa, acordamos que antes de entrar a la habitación, haríamos dos toques en la puerta para evitar sorpresas.

—Oh, se me olvidó —dijo restándole importancia mientras buscaba un bolso en su closet y metía unos medicamentos—. Hey, tengo que ir a mi casa a pegarle unas inyecciones a mi papá, ¿me acompañas? Iremos en auto.

—¿A tu casa? —repetí confusa.

—Sí, está a las afueras de la ciudad —dijo—, es la casa de mi papá; Axel Scott, ¿recuerdas? Te lo presenté en la pelea.

Claro que lo recordaba, era el señor calvo y de ojos verdes. Miré la computadora, ya había adelantado toda la tarea que tenía pendiente, así que simplemente afirmé con la cabeza y guardé todo, no tenía más qué hacer hoy que seguir escribiendo y mortificarme por el injusto destino. Necesitaba distraerme, así que me levanté a vestirme, solo unos jeans y una sudadera, pensé en soltarme el cabello, pero preferí recogérmelo, siempre lo mantenía suelto porque a Rogan le gustaba así, pero algo tenía que cambiar conmigo.  

Recordar que tenía que recordar evitar pensar en él era todo un desafío, porque siempre lo olvidaba.

Salimos de la residencia, dejé mi teléfono porque no sabía si de alguna manera podían rastrearlo, mis ojos fueron al auto que nos esperaba en el estacionamiento, donde se apoyaban Alexander y Rogan hablando descuidadamente, hasta ese momento no me había dado cuenta que ambos eran de la misma estatura, aunque puede que Alexander no fuera tan musculoso, pero sin duda tenía un buen cuerpo deportivo, recordaba que él daba clases de boxeo.

—¿Ellos también van? —pregunté colocándome mi capucha y mis lentes de sol, ¿había mencionado que estaba cayendo en la paranoia? Sentía que me vigilaban y solo quería pasar desapercibida todo el tiempo.

BROKEN (Libro 1 y 2)[Completo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora