BROKEN (Libro 1 y 2)[Completo]

XV. Dile a tus manos que rompan las reglas.

Rogan ni siquiera me refutó nada, como si hubiera estado esperando que le concediera el permiso de tocarme, sus manos bajaron hacia el broche de mi sostén soltándolo y yo me lo terminé de quitar, sus labios estaban en mi cuello y se esparcían por mi clavícula estremeciéndome y haciéndome gemir ante la intensa sensación; estaba muy sensible, todo de mí lo extrañaba y lo necesitaba con locura.

 Sus manos me encendían como un fuego ardiente haciéndome enloquecer.

—Te extrañé tanto, Monja —susurró a mi oído, sus manos bajaron a mis caderas jugando con el borde de mi pantalón antes de comenzar a quitármelo mientras dejaba una serie de besos en mi espalda robándome gemidos y ocasionando que me agarrara de la sabana en un intento de controlarme.

Maldición, yo también lo extrañaba demasiado.

Él terminó de sacarme el pantalón junto con las bragas haciéndome quedar completamente desnuda ante él, pero con Rogan me sentía cómoda; no podía imaginarme estar con otra persona compartiendo esta situación tan íntima. Iba a voltearme pero de repente lo sentí agarrarme los pies y comenzar a besarlos haciéndome algo de cosquillas.

¿Qué…?

—Rogan —dije entre entretenida y confusa— ¿Qué haces?

—Shh… esto es entre tus pies y yo —murmuró, su boca sobre mis pies más que cosquillas comenzaban a estremecerme todo el cuerpo calentándome a un más cuando su lengua comenzó a lamerme los dedos, maldición, era como una lenta tortura erótica donde no quería que acabara nunca.

No sabía que Rogan tenía un fetiche con los pies.

De repente sus beso comenzaron a ascender por mis piernas y de súbito me tomó de las caderas girándome observando mi reacción, yo por mi parte me sentía completamente perdida en las nubes disfrutando de todo lo que me hacía, estar con Rogan se sentía como un paraíso lleno de flores y corazones pero con una línea de peligro que me consumía porque amaba que me dominara, encontraba muy sexy que tomara el control de la situación.

En realidad, encontraba a Rogan sexy en todos los aspectos.

 Noté que se había quitado la camisa y me tomó de las rodillas abriéndome las piernas con la mirada fija en mi rostro, sus labios formaron esa leve sonrisa que parecía malévola y podía hacerme estremecer, sus ojos azules grisáceos volviéndose de repente más oscuros cuando dejó un rastro de besos por vientre perdiéndose en mi feminidad haciéndome poner los ojos en blanco cuando sentí su lengua caliente en mí, llevé las manos a mis pechos arqueándome ante el placer, sintiendo que necesitaba cerrar las piernas y la vez que siguiera besándome de esa manera deliciosa, mis piernas se tensaron y comencé a temblar cuando ahora eran sus dedos masturbándome mientras él subía dejando un camino de besos por mi abdomen hacia mi cuello.

Sentía que rozaba el cielo cada vez que estaba con él.

—Vente para mí, hermosa —susurró a mi oído antes de morder el lóbulo de mi oreja, eso fue suficiente para soltar un gruñido antes de dejarme envolver en el orgasmo, el vapor caliente llenó todo mi cuerpo dejándomelo completamente cosquilloso.

Extrañaba demasiado el sentimiento de completa tranquilidad, como si fuera una anestesia; todo era por unos segundos solo éxtasis, nada importaba, solo nosotros.

—Mírame —pidió, le hice caso observando sus mejillas débilmente sonrojadas, su cabello cayendo sobre su frente y su sonrisa… esa maldita sonrisa perfecta que hacía que mi corazón saltara y se revolviera; estaba completamente enamorada de él.

Él preparó su miembro en mi entrada mientras unía nuestros labios en un beso que me dejó sin aliento.

—Te amo —susurró antes de entrar en mí llenándome por completo y ambos gemimos de la impresión, adaptándonos, tuve que pestañear varias veces sintiendo mis ojos cristalizarse, cuando me decía estas cosas podía derretirme fácilmente, que me lo dijera me hacía borrar lentamente cuando me dijo con palabras duras que nunca me había dicho que me amaba; ahora sí, ahora que supo que podía perderme se dio cuenta de que me amaba.