Prólogo

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Nos dirigíamos a mi habitación, mi mamá me ayudaba con unas cajas, mi padre cargaba una de mis maletas y mi novio Brandon me ayudaba con un bolso mientras yo cargaba otra caja, eran las ultimas cosas que había traído para terminar de instalarme en la habitación, tenía entendido que la compartiría con otra chica pero todavía no la había visto a pesar de que ella ya tenía todas sus cosas organizadas, lo único que sabía era que se llamaba Ariana.

—Mira eso —dijo Brandon—, al parecer no hay tanto orden como hacen ver.

Seguí la mirada de Brandon para ver qué se refería, estaba una multitud de chicos aglomerados en el césped, parecían rodear a dos chicos que se revolcaban lanzándose puñetazos. La universidad de San Andrea se caracterizaba por ser una de las mejores por su estricto orden, no entendía por qué permitían esto.

—¿Llamamos a alguien de seguridad? —preguntó mi madre viendo lo que nosotros veíamos. También había pensado lo mismo, yo era muy parecida a ella, siempre alerta, preocupada por todo, incluso en mi físico yo era su viva imagen con el cabello oscuro y ojos marrones.

—No, parece que están boxeando, míralos, están usando guantes —dijo mi padre restándole importancia, curiosamente mi novio Brandon era muy parecido a mi padre con el cabello rubio y ojos avellanas, siempre intentando mantener todo bajo control y difíciles para expresar sus sentimientos.

Me fijé mejor en los chicos que peleaban, ellos tenían guantes gruesos lanzándose golpes, nunca me interesó ese deporte, puede que solo el fútbol porque Brandon jugaba en su escuela y a veces iba a los partidos pero realmente me parecía aburrido.

—Listo todo aquí —dijo mi padre luego de dejar la maleta en el suelo de mi habitación, miré alrededor, ahora tenía que comenzar a organizar un poco mis cosas, pero tenía ese sentimiento de no querer quedarme, no quería alejarme de ellos, jamás lo había hecho, suponía que era el miedo que sufrían todos el primer día de independencia.

—18 años juntos —dijo mi mamá tomando una profunda respiración—, solo espero que recuerdes siempre quién eres Moe, confiamos en ti.

Afirmé con la cabeza y abracé a mi mamá con fuerza, mi padre se acercó a nosotras con un poco de reserva, él no era muy amoroso ni mucho menos estaba acostumbrado a mostrar sus emociones, pero sabía que nos amaba.

—No quiero que se vayan —murmuré sintiendo un nudo en la garganta, estaba tan acostumbrada a mi vida en New Hilton que ahora estar en la universidad de San Andrea a 6 horas de distancia de mi casa era completamente atemorizante para mí, pero debía hacerlo, no sabía valerme por mi misma, nunca tuve la necesidad de hacerlo, era hora de comenzar a conocerme.  

—No sé en qué momento creciste, pequeña —dijo mi madre también con la voz quebrada.

Oh, aquí vamos. Mis lágrimas se desbordaron de mis ojos cuando vi a mi madre llorar, ahora ambas estábamos llorando.

—Además, en vacaciones vendrás a visitarnos —dijo mi padre—, no tienes por qué preocuparte, Moe. Si necesitas cualquier cosa solo llámanos.

Me separé de ellos limpiando las lágrimas que se escurrían por mis mejillas y ellos me ofrecieron una ligera sonrisa antes de salir de la habitación. Brandon se acercó y me envolvió en un abrazo, él —al igual que mi padre— no estaba llorando, pero posiblemente lloraba internamente, muy al fondo, donde sabía que estaban todos sus sentimientos frágiles y cursis por mí.

—No puedo creer que ya no te veré todos los días —susurré—, me quedaré sin mi mejor amigo.

Brandon y su familia iban al templo sagrado donde asistían mis padres, nuestro matrimonio había sido arreglado desde nuestro nacimiento, debido a nuestra religión debíamos casarnos a cumplir la mayoría de edad, pero Brandon todavía no cumplía los 18 años, era un año menor que yo, se suponía que nos casaríamos el próximo año, así funcionaba nuestra religión, nos casábamos muy jóvenes y todas eran bodas arregladas.

—Ya, Princesa —acarició mi cabello dándome un beso en la frente—, debes llamarme todos los días, ¿está bien?

—Está bien —dije soltando un pequeño sollozo, mi pecho me ardía, pero la emoción de saber que solo dentro de un año nos casaríamos me daba cierta paz. Nos separamos y él limpió las lágrimas de mi rostro con sus pulgares antes de darme otro beso en la frente.

A pesar de estar comprometidos, no era permitido que nos besáramos en los labios o las relaciones sexuales antes del matrimonio, así había sido durante las otras generaciones de mi familia.

—Adiós, Princesa —murmuró dándome un último abrazo aspiré profundamente su típico olor a uva, iba a ser difícil no verlo todo el tiempo, ni a él, ni a mis padres, ni a mis viejos amigos, esto era algo completamente nuevo. Sus ojos avellanas me dieron una última mirada antes de irse y cerrar la puerta.

Solté un suspiro, ahora estaba sola, aquí comenzaba mi nueva vida.  

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¡Holaaa! Bienvenido a esta nueva historia, si es primera vez que me lees, ponte el cinturón de seguridad porque esto da vuelcos💕 si ya has leído otras de mis historias sabrás que siempre intento ser puntual en las actualizaciones, y que nunca puedes esperarte lo que pasará porque siempre doy vuelcos y mató gente 🤣🙈 ok no.
Muchas gracias por darme la oportunidad de tenerte como lector y dejarme entretenerte, vales mucho para mi y espero poder atraparte y que ames la historia tanto como yo la amé💕

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BROKEN (Libro 1 y 2)[Completo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora