X. La buena confusión

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MOE BECKER

Me levanté en la madrugada porque realmente no podía dormir, mi mente estaba muy intranquila, acepté varios pedidos y los anoté en mi agenda para mantener todo organizado, sin embargo eran demasiados, le escribí un mensaje a Vanessa, ella me había dicho antes que si necesitaba ayuda no dudara en preguntarle, antes no le había pedido ayuda porque no lo necesitaba pero no tenía tantos pedidos como ahora.   

Anoté las telas que debía comprar y luego fui a bañarme porque tenía que ir a la editorial, pasé por café cargado, ahora realmente solo existía a base de cafeína, estúpido domingo, extrañaba cuando era más pequeña, sin responsabilidades, ni nada qué hacer más que leer libros eróticos a escondidas.

Odiaba la vida adulta donde tenía que hacerme responsable de mí misma.

 Al entrar al edificio solté un bostezo mientras me dirigía al ascensor, mi teléfono sonó y me sorprendí porque era mi jefa de la editora, me envió un mensaje para que le subiera unas carpetas, así que me desvié para buscar las pesadas carpetas repletas de papeles, subí en el elevador intentando aferrar bien todo, y cuando se abrieron las puertas del asesor, vi el reflejo de mi hermano Marcelo desaparecer frente a mis ojos, como si solo hubiera sido una imagen de humo, abrí la boca sorprendida sintiendo mi corazón latir con fuerza, jamás comprendería como era que podía percibir su esencia, como si me persiguiera, aún en mi estado sorprendido salí del ascensor pero tropecé con el desnivel y caí a bruces contra el suelo desparramando las carpetas por todas partes.

¿Es en serio?

Gruñí, parecía que el suelo era un imán para mí, mis rodillas debían de estar amoratadas.

Solté un suspiro y me apoyé de mis brazos y mis rodillas para comenzar a recoger los papeles, aún no podía borrar la imagen de mi hermano Marcelo que parecía salirme como un fantasma.

—Hey, déjame ayudarte —dijo un hombre acercándose a mí, y arrodillándose a mi lado para comenzar a volver a meter los papeles en las carpetas.

—Gracias es que... —murmuré— olvídalo, no tengo justificativo para toda mi torpeza, a cada rato me tropiezo.

—Sí, ya lo noté —dijo—, ese chichón en tu cabeza habla por ti.

Sonreí débilmente pasando una mano por mi frente, sí, esta mañana había estaba más oscuro y amoratado, pero al menos la hinchazón comenzaba a bajar un poco, creo que tenía que considerar usar maquillaje.

Tomé las carpetas que me tendía y fue cuando me atreví a ayudar al hombre que me ayudó, creo que lo había visto la primera vez que vine a la editorial, él también era editor, y siempre parecía estar ocupado, sin embargo en su rostro permanecía una ligera sonrisa, sus ojos eran marrones y su cabello negro con algunas hebras blancas que me imaginaban eran canas a pesar de ser joven. 

—Gracias —murmuré.

—No hay problema —respondió—. Tú eres Moe, ¿cierto?

Al parecer uno de los editores en jefe sabía mi nombre, no sabía cómo sentirme al respecto.

—Ehm, sí. Tú eres Nessel —dije, sentía que hablaba con una súper estrella, los editores en jefe eran muy respetados en la editorial.

El pareció ligeramente entretenido de que supiera su nombre, ¿pero cómo no saberlo si siempre se la mantenía caminando por toda la editorial?

—Al parecer nos conocemos, sin habernos conocido —murmuró alzando una ceja.

Sí, al parecer era así, pero no dije nada, solo apreté mis labios en una sonrisa incomoda donde intentaba agradecerle su ayuda, y aferrando nuevamente las carpetas caminé hacia la oficina de mi jefa Clarissa, ella estaba en el escritorio escribiendo algo en un papel, sus lentes al borde de su nariz haciéndola de alguna manera más puntiaguda y dándole un aspecto más mayor cuando en realidad puede que no pasara los 40.

BROKEN (Libro 1 y 2)[Completo]Where stories live. Discover now