Capitulo I

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Afuera de la enorme casa, la noche estaba tranquila, el clima estaba frío y el viento hacía revolotear las hojas de los árboles. Dentro, las sirvientas corrían de un lado a otro apresuradas, llevando toallas húmedas a su señora que estaba a punto de dar a luz.

— ¡Rápido! —gritaba la jefa de las sirvientas—. Akane-sama está dando a luz.

Dentro de una de las muchas habitaciones de la casa se encontraba una mujer postrada en cama, gritando y pujando mientras sostenía la mano de su esposo.

— Lo estás haciendo bien, cariño —decía el hombre, dándole ánimos a su esposa—. Ya falta poco.

Después de unos minutos, soportando los dolores del parto, la señora de la casa dio a luz. La habitación se llenó de gritos y lloriqueos de parte del bebé recién nacido, pero también de risas y felicidad de parte de los padres del pequeño bebé y los que se encontraban presentes.

— Es una niña —dijo la partera tomando a la bebé en brazos y entregándosela a la mujer.

— Es hermosa —dijo la madre, llorando de felicidad mientras observaba a su pequeña hija.

— Lo es —confirmó el padre—. Es perfecta.

La bebé había heredado los rasgos del clan Uchiha, cabello y ojos color azabache, junto con una piel casi tan blanca como la nieve.

— Felicidades, Madara-sama, Akane-sama —dijeron los sirvientes, felices de que aquella pareja al fin pudiera tener hijos y de que su linaje siguiera trascendiendo.

Esa noche nació la heredera del antiguo líder del clan Uchiha, hija de Uchiha Madara, quien era descendiente directo del Sabio de los Seis Caminos. Era una auténtica leyenda, todas las naciones shinobi habían escuchado de él y le temían.

Los que estaban en la casa esa noche, presenciaron el gran milagro que había ocurrido, porque eso era, un milagro. Uchiha Akane era estéril, no había podido darle descendencia a su esposo, hasta ahora. Y lo que lo hacía más impresionante es que en su vejez, a la edad de ochenta años, logró dar a luz a un bebé saludable sin que ella perdiera la vida durante el parto.

— Kaori —dijeron ambos padres, mientras miraban con gran felicidad a su pequeña—. Su nombre será Uchiha Kaori. Nuestra niña, sangre de nuestra sangre. Nuestras oraciones fueron escuchadas.

Madara ordenó a sus sirvientes no contarle a absolutamente nadie lo que había ocurrido, nadie debía enterarse que Uchiha Madara, quién era temido por las Cinco grandes naciones, le había nacido una hija. Todo aquel que difundiera aquella información se condenaría a sí mismo y a sus familias a ser asesinados por el fantasma de los Uchiha.

La felicidad y agradecimiento se hacían presentes en toda la casa, las sirvientas saltaban y lloraban de alegría.
Pero esa felicidad no duró por mucho tiempo.

Seis meses después se desató una guerra en el país del Fuego, ninjas de Kirigakure invadieron la aldea de la Hoja e irrumpieron en la casa del Uchiha mayor.

Madara era viejo, ya no podía pelear y le preocupaba mucho su esposa que se encontraba enferma y su pequeña hija.

— Cuiden a mi hija con sus vidas —ordenó Madara a sus sirvientes—. Saldré y me haré cargo personalmente.

— ¡Si, Madara-sama!.

Antes de darle cara a los cientos de ninjas invasores, Madara fue al cuarto de su esposa, la cual se encontraba en cama con su hija en brazos. Se acercó a ellas y besó sus frentes, despidiéndose.

Akane sabía lo que ocurría, así que hizo lo mismo que su esposo y se despidió de su bebé, sabían que ambos morirían esa noche.

Madara se alejó un poco de su familia, mordió su dedo sacando un poco de sangre y golpeó el suelo con su mano.

Nuestra promesa «Shisui Uchiha»   [EDITANDO]Where stories live. Discover now