Capitulo II pt.2

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Un par de Hyuga que vigilaban la aldea nos encontraron en el muelle, mi hermano y yo estábamos inconscientes.
Nos llevaron al hospital y llamaron a nuestros padres. Un doctor nos revisó, Obito estaba bien dentro de lo que cabe, aunque aún tenía quemaduras, y yo todavía estaba inconsciente por haber gastado casi todo mi chakra.

— Se está recuperando de una manera impresionante —dijo el doctor mientras me examinaba—. Es increíble, tiene una enorme reserva de chakra y a pesar de las ligeras quemaduras que tiene, su cuerpo las está curando por sí solo, es... —el doctor se quedó callado, observándome con admiración.

Mis padres lo miraron preocupados — ¿Qué ocurre, doctor?

— Había escuchado que una sola una persona contaba con la habilidad de regeneración.

Shodai Hokage —habló mi padre y el doctor asintió. Mamá arqueó una ceja, todavía no podía entender.

— ¿En qué consiste esta "habilidad"? —preguntó mi madre.

— Es un poder regenerativo que solo muy pocos pueden poseer, les permite sanar heridas por su cuenta en cuestión de segundos, no necesitan que alguien los sane o haga algún tipo de jutsu. No puedo creer que su hija lo tenga, es increíble.

Papá tenía cientos de cosas en mente, debía aclarar todas sus dudas, y para eso necesitaba hablar con Fugaku, sabía que él le estaba ocultando muchas cosas.

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— No es una niña cualquiera, Fugaku nos mintió —le dijo mi padre a mi madre.

— Obito me dijo que Anaru creó un elemento diferente a los que le enseñaron en la academia, dijo que era un fuego negro y que sus ojos podían controlarlo —comentó mi madre —. Debe tratarse de un kekkei genkai.

Enton—Masaki afirmó.

— ¿Estás seguro?.

Papá no respondió, estaba perdido en sus pensamientos, hasta que reaccionó— Cuida de Anaru y Obito —dijo mientras se dirigía hacia la puerta.

— ¿A dónde vas?.

— A sacarle la verdad a mí hermano.

Masaki salió decidido a confrontar a su hermano. Siempre había estado a su sombra, pero no iba a dejar que Fugaku le siguiera ocultando cosas, y mucho menos si se trataba de su hija.
Caminó hacia la Policía Militar, donde su hermano pasaba la mayoría del tiempo. Cuando entró, al no verlo cerca gritó su nombre, alertando a todos los presentes.

— ¿En dónde está mi hermano? —le preguntó a una chica de la recepción.

— E-en su oficina.

Masaki caminó a paso apresurado hasta la oficina de su hermano y al entrar azotó la puerta sin siquiera pedir permiso para entrar. Fugaku estaba sentado en su escritorio haciendo papeleo, no se molestó en ver a su hermano a la cara y siguió con sus asuntos.

— ¿Qué quieres, Masaki?

— Debemos hablar.

— Estoy ocupado.

— No, no volverás a hacerme a un lado y dejarme al último, ya me cansé.

Fugaku se sintió intrigado al ver la postura que había optado su hermano, de cierta forma le agradaba que al fin alguien se atreviera a confrontarlo. Soltó el bolígrafo que sujetaba y levantó la mirada, dispuesto a darle frente a su hermano menor.

— Bueno, te escucho —cruzó las manos y se apoyó en ellas.

— Mi hija... —comenzó—. Dime la verdad sobre ella.

Nuestra promesa «Shisui Uchiha»   [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora