Nuestra promesa «Shisui Uchiha» [EDITANDO]

Capítulo IX pt.3

Uchiha Shisui...

Mi corazón se sintió tranquilo después de tanto tiempo, y todo era gracias a ese misterioso chico de ojos y cabello azabache.

A través de nuestras manos unidas sentí como si un lazo nos entrelazara, podía sentir cómo los latidos de nuestros corazones se coordinaban hasta volverse uno.

— ¿Cuál es tu nombre? —me preguntó gentilmente.

— An- —la voz se me cortó y sentí una extraña punzada en el corazón, como si ese nombre fuera totalmente desconocido para mis adentros. Tragué saliva y después respondí—. Anaru, Uchiha Anaru.

— Anaru... Qué hermoso nombre.

Shisui sonrió, su sonrisa era tan hermosa que provocó que mi cuerpo se estremeciera.

Ambos miramos nuestras manos unidas. Shisui sonrió y yo solté su mano de inmediato, me sentía tan avergonzada.

— Nunca te había visto en la aldea —quise cambiar de tema, caminando lejos de la orilla del acantilado—. Tampoco dentro del clan Uchiha.

— Vivía fuera de la aldea —Shisui caminó a mi lado y lo miré curiosa—. Es una larga historia.

— Me gustaría escucharla —acomodé un mechón de mi cabello atrás de mi oreja y le sonreí.

Shisui se sonrojó pero asintió.

— Entonces te la contaré con gusto.

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Shisui me contó que vivió fuera de Konoha en una aldea pequeña junto con su abuelo. Nunca conoció a sus padres ya que murieron cuando él nació.

Su historia me hizo reflexionar mucho, me hizo ver que yo no era la única que tenía problemas en el mundo, muchos también pasaban por momentos difíciles y aún así seguían adelante. Sé que no era la intención de Shisui, pero me hizo sentir mal, alguien egoísta.

Shisui definitivamente lo había perdido todo, su abuelo, quién era su único familiar murió en la guerra, desde entonces se quedó sólo. Volvió a Konoha para cumplir la promesa que le hizo a su abuelo, él quería que su nieto formara una familia ahí y viviera muy feliz, pero también que ayudara a la aldea y no dejara de pelear por lo que creía correcto.

— Mis padres también murieron —le dije cuando terminó de contarme su historia.

Abrí los ojos con sorpresa al darme cuenta de lo que había dicho. Jamás me había abierto a hablar de eso con nadie, menos con un desconocido, pero de cierta forma me sentía bien hablando de eso con Shisui.

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También le conté mi historia, y sorprendentemente al hacerlo ya no me dolió el corazón.

Shisui era una persona muy amable y respetuosa que sabía escuchar y no juzgaba. Entendió lo que estaba viviendo y se disculpó por lo que había dicho antes.

Creí que esa noche sería la última para mí. Pero Shisui apareció, y entonces todo volvió a cobrar sentido y color. Shisui iluminó mi vida y me obsequió una luz que no creí volver a ver.

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— Ven, te llevaré a casa —el azabache se puso de pie y enseguida me extendió la mano para ayudarme a levantarme.

La tomé.

— No es necesario. Puedo regresar sola.

— Ya es demasiado tarde y no me gustaría que te sucediera algo en el camino.