Capítulo XIV

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Nos encontrábamos en la puerta principal después del aniversario luctuoso, las nubes habían cubierto el cielo, anunciando que pronto comenzaría a llover.

- Por favor, envíanos cartas tan pronto como puedas, come bien, duerme lo necesario, no le hables a desconocidos y por favor no te esfuerces demasiado.

Desde que le había dicho a Mikoto-san que me iba a ir de la aldea, se preocupó como nunca e intentó una y otra vez convencerme deque me quedara, incluso amenazó con acudir con el Hokage para que me negara la salida.

- Lo haré, Mikoto-san, y por favor, no quiero que se angustie tanto por mí, me sentiría muy mal durante todo el tiempo que esté ausente pensando en que no puede dormir por mi culpa.

- Sabes que también eres mi hija, es normal que me preocupe por ti.

- Le prometo que estaré bien, puedo cuidarme sola.

- Lo sé, pero... -agachó la cabeza, su semblante era triste.

La miré por unos segundos y supe lo que pensaba, mi corazón se comprimió, su preocupación era totalmente válida, ella me conocía bien y a pesar de que nunca se enteró que intenté suicidarme, sabía que más de una vez quise abandonar la aldea y nunca regresar.

- No te preocupes por eso -tomé su mano tiernamente, tratando de reconfortarla-. Te prometo que volveré -ella levantó la cabeza de inmediato, estaba algo confundida y se preguntó cómo es que supe en qué estaba pensando -Ahora sé que tengo muchos motivos para volver.

Miré hacia atrás, viendo a todas las personas que se habían reunido para despedirme, aunque entre ellas no se encontraba el tío Fugaku.

Mikoto limpió algunas lágrimas que resbalaron por sus mejillas y asintió mientras me obsequiaba una sonrisa reconfortante, se hizo a un lado y dejó que las demás personas se acercaran para tener la oportunidad de despedirse.

El primero en venir hacia mí fue Itachi.

Le di una sonrisa triste y él no hizo más que abrazarme, algo dentro de mí se sintió extraño, era como si ya no quisiera irme.

- Por lo que más quieras, vuelve -me apretó con más fuerza y tuve que tensar mi cuerpo para no perder la cordura.

- L-lo haré -mi voz se empezó a cortar-. Lo prometo.

No volvió a decir palabra alguna, él sabía que podía entenderlo perfectamente sin necesidad de palabras.

- Por favor, cuídate mucho -le dije mientras acariciaba suavemente su espalda-. No te esfuerces demasiado, no pienses tanto las cosas, no te dejes abrumar por las malas situaciones, vive con más tranquilidad, sabes que no todo debe depender de ti.

Itachi solo asintió. -Tú también.

- Y por favor... -hice una ligera pausa-. Demuéstrale a Izumi lo que sientes por ella -el cuerpo de Itachi se tensó- a mí no me engañas, así que no te engañes a ti mismo, sé que ella te quiere más que a nadie, y sé que tú también sientes lo mismo. Al estar fuera necesitarás de mucho apoyo emocional, así que por favor, no dudes en buscarlo en Izumi.

- Está bien, lo haré.

- Crece sano y fuerte y por favor, cuida de Sasuke, probablemente no los vuelva a ver hasta que Sasuke se haya vuelto mayor, háblale sobre mí y dile que lo amo como a mi propio hermano. Y cómo lo prometí, les enviaré cartas.

- De acuerdo -nos dejamos de abrazar y le sonreí.

- Te amo, hermano.

Itachi tragó fuerte, era la primera vez que lo llamaba así.

Nuestra promesa «Shisui Uchiha»   [EDITANDO]Where stories live. Discover now