Capítulo XII pt.3

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Fue más fácil de lo que creí entrar.
Nos acercamos de forma cautelosa hasta el distrito, había muchas niñas paseando por las calles, todo se veía bastante normal a simple vista, si no fuera por el sharingan no hubiera podido notar que llevaban las manos atadas, ocultas bajo las mangas del kimono y tenían números tatuados en la espalda, como si fueran ganado.

Las tres entramos en la casa donde Yūki nos había dicho que probablemente se encontraba ahí la princesa, justo al poner un pie dentro de ella los hombres que se encontraban ahí comenzaron a pelearse por comprarnos. La dueña era una mujer algo vieja, se dió cuenta de que no estábamos en los registros y aunque nos costara admitirlo fue gracias a ella que esos hombres no nos llevaron, les dijo que necesitaban hacernos un par de pruebas para ver que no tuviéramos ningunas enfermedades y después de comprobarlo con gusto podrían llevarnos.

Izumi y Maki no dejaron de temblar ni un segundo y de cierta manera eso nos ayudó a pasar desapercibidas.

Nos asignaron una habitación para las tres y nos encerramos ahí.

— No puedo creerlo —dijo Maki mientras se pasaba una mano por la cara con mucha frustración—. Ésto es...

— Tranquila —le dije—. Si todo sale bien no sólo podremos rescatar a la princesa —me puse de pie y abrí ligeramente la puerta, el pasillo estaba oscuro. Activé el sharingan y comprobé el perímetro, era seguro salir—. Quédense aquí —les ordené—, iré a buscar a la princesa, si la encuentro volveré para que me ayuden a sacarla.

— ¿Estás segura? —preguntó Izumi, se veía preocupada—. Podemos ir contigo.

— No. Quédense aquí —les dije mientras me ponía los zapatos—. Volveré en un rato.

Salí de la habitación con mucho sigilo y comencé a recorrer toda la casa.

Me asomé por la ventana, las calles ahora eran recorridas por mujeres con poca ropa, llevaban el rostro pintado y estaban siendo escoltadas por hombres.

Seguí recorriendo la casa hasta que al doblar una esquina para subir al tercer piso me encontré con guardias custodiando las escaleras. Probablemente la princesa se encontraba arriba.

Me presenté ante ellos con el mangekyo sharingan activado y antes de que pudieran atacarme los sumí en un genjutsu.

Los encadené e hice que se arrodillaran ante mí.

— ¿La princesa del país del fuego está aquí?.

— No —reapondieron de inmediato debido al dolor que sentían en el cerebro en ese momento—. Déjanos ir, no está aquí.

— ¿Dónde está? —guardaron silencio.

Incrementé su dolor y soltaron un grito desgarrador.

— ¡No sabemos! —gritaton con desesperación—. ¡No está aquí!.

— ¿A quién ocultan arriba?.

— A la esposa del señor feudal de nuestro país.

Fruncí el ceño y me preocupé. Todo ésto se estaba volviendo más difícil.

— La llave —les dije con voz seria.

— Aquí... —dijo uno con un quejido de dolor—. En mi bolsillo.

Me acerqué a él y saqué la llave.

— Déjanos ir —pidieron—. Ya te dimos lo que querías.

Los miré uno por uno, todos eran asesinos, mataron a más niñas de las que pueden recordar.
Desenfundé un kunai y pasé un dedo por uno de los extremos.

Nuestra promesa «Shisui Uchiha»   [EDITANDO]حيث تعيش القصص. اكتشف الآن