Epílogo

368 37 5
                                    

Me sujeté de las paredes mientras buscaba la salida entre la oscuridad. Tener el Sharingan activado por tanto tiempo me quitaba el poco chakra que me quedaba. Ya no tenía fuerzas ni para llamar a Daiki.

En cualquier momento el veneno acabaría haciendo que me desmayara.

Shisui —sentí unas horribles ganas de llorar—. Por favor, espero que estés bien...

Mis piernas fallaron y caí al suelo, mis ojos se estaban cerrando poco a poco, pero antes de que lo hicieran por completo vi que alguien se acercaba y se arrodilló a mí lado, acarició mi cabeza con delicadeza, era una sensación tan familiar que mi cuerpo la reconoció enseguida.

— ¿Obito?...

Traté de tocar su rostro, pero me desmayé.

(...)

— ¿Dónde está mi novia? —le preguntó Shisui a Itachi mientras observaba la cascada que caía frente al acantilado en el río Nakano.

— Los miembros de Raíz estaban escoltándola a algún lugar, dijo que estaría bien, se encargaría de ellos sola, pero... Ya tardó demasiado.

— Deberías ir a buscarla —Shisui lo miró con el único ojo que le quedaba mientras se cubría su otro ojo con dolor.

— No voy a dejarte solo, además, mi hermana sabe cuidarse sola.

— Pero, Itachi...

Ambos escucharon varias ramas crujir cerca de ellos, los dos se pusieron en guardia pero soltaron un profundo suspiro de alivio al ver que era yo.

— Shisui —mi corazón se comprimió de una manera inimaginable al ver qué estaba tan lastimado y que no tenía uno de sus ojos. Corrí hacia él y lo examiné de pies a cabeza—. ¿Pero qué pasó?.

Las lágrimas cayeron abundantemente sobre mis mejillas, sentía que el corazón se me iba a salir del pecho.

— Me alegra que estés bien —me dedicó una sonrisa triste y acarició mi rostro, lo que provocó que el corazón me doliera aún más.

— ¿Qué sucedió? —volví a preguntar.

— Danzō y su gente me atacaron.

Apreté la mandíbula.

— Lo siento, ya no podremos llevar el plan a cabo, me he vuelto inservible.

— No digas eso, Shisui... —lo reprendió Itachi—. Encontraremos la manera...

— Ya no hay modo detener el golpe de estado, sin mis dos ojos no puedo llevar a cabo la técnica. Si ocurre una guerra civil dentro de la aldea los demás países aprovecharán para venir y atacarnos. No quiero que pase eso.

— ¡¿Podrías por favor dejar de preocuparte por la aldea al menos un segundo?! —le grité con frustración, la visión que había tenido se estaba haciendo real, y no sabía cómo hacer que cambiara de curso, a este punto el hombre que amaba iba a morir—. ¡Sólo mírate!, ¡ve lo que la gente de la aldea te ha hecho!.

— Amor... —me dijo con voz cálida y tranquila, trató de acercarse a mí, pero yo me hice a un lado.

— No, Shisui —lo miré completamente seria—. Ni creas que me quedaré aquí parada viéndote morir por una aldea que no te merece.

— Danzō me quitó mi ojo porque no confiaba en mí, planeaba proteger a la aldea a su manera, seguramente vendrá por mi segundo ojo, pero antes... —Shisui miró a Itachi—. Te lo daré a ti.

El azabache se llevó una mano a su ojo y se lo extirpó, me cubrí la boca tratando de no gritar y seguí llorando a mares.

— Shisui...

El azabache le extendió su ojo a Itachi, pero él dudó en tomarlo.

— Sólo puedo confiar en ti, mi mejor amigo. Mi hermano.

Itachi se acercó y tomó su ojo.

— No hagas ésto, por favor —ya no pude más y me tiré al suelo, aun llorando—. Por favor...

Shisui se arrodilló a mí lado y me abrazó con fuerza. Estaba temblando. Ese abrazó fue el más doloroso, pude sentir todo su miedo y su tristeza, todo ésto era demasiado para los dos.

— Mi amor —acarició mi cabello—. Por favor perdóname, pero tengo que hacerlo —ambos sabíamos a lo que se refería—. Sé que estás enojada, y sobre todo triste, pero por favor, no odies más a la aldea por mi culpa, por favor —cada palabra me atravesó como cuchillas filosas—. No quiero que vivas una vida llena de odio y rencor, quiero que vivas feliz.

— ¿Cómo puedes decirme eso? —me aferré a él con fuerza—. ¿Cómo puedes decirme eso sabiendo que eres la única fuente de mi felicidad y que vas a dejarme?.

— Amor, yo...

— Shisui, si tú mueres yo también —levanté la mirada y lo miré.

— No puedes hacerlo —me sonrió. Odiaba que hiciera eso en momentos como éste, ver su sonrisa hacía que muriera más rápido por dentro—, porque si lo haces, entonces enserio moriré. Debes seguir viviendo, ya que tú eres mi vida.

— Ya, basta —me separé de él, pero volvió a atraerme y abrazarme con fuerza.

— Lo siento —Shisui comenzó a llorar, lentamente mi cabeza comenzó a llenarse de sus lágrimas—. Enserio, por favor perdóname, no te pude pedir que fueras mi esposa, no pude casarme contigo, tampoco pude vivir contigo en la casa junto al lago, no pude formar una familia contigo y no pude envejecer a tu lado. Por favor, perdóname, no sabes lo mucho que soñaba con hacer eso y más a tu lado. De verdad quería quedarme contigo y acompañarte hasta el último segundo, quería hacerte feliz cada día y demostrarte lo mucho que te amo —sus lágrimas seguían cayendo—. Pero, sobre todo, perdón por no poder cumplir nuestra promesa.

Shisui se separó de mi después de besar mi cabeza con tanto dolor y al mismo tiempo amor y agradecimiento. Se puso de pie y se acercó a Itachi.

— Itachi, gracias por ser mi amigo e incluso llegar a ser como mi hermano, los momentos a tu lado son joyas preciosas que atesoraré incluso después de morir, no me queda nada más que decirte que gracias, gracias por todo —lo abrazó con el mismo dolor con el que me había abrazado a mí—. Te quiero pedir un último favor. Por favor, cuida de Anaru, asegúrate de que viva bien y que no viva sintiéndose miserable y arrepentida, por favor ayúdala a olvidarme, es lo mejor, no quiero que mi recuerdo le quite la felicidad y las ganas de seguir viviendo —se separó de él—. Y ahora, asegúrate de que no salte tras de mí.

Se acercó a la orilla del acantilado y de inmediato me puse de pie.

— Anaru, te amo —una lágrima de sangre salió de su ojo derecho—. Desde el fondo de mi corazón, te amo.

Cuando dijo eso se lanzó hacia atrás.

— ¡Shisui! —grité y corrí hacia él, Itachi trató de detenerme, pero usé la técnica que Minato-san me había enseñado e intercambié mi lugar con Shisui. Ahora era yo la que estaba cayendo por el acantilado.

Miré hacia arriba y me encontré con Shisui gritando y siendo sujetado por Itachi

— No, Shisui —le dije mientras caía y veía mi vida pasar frente a mis ojos—. Tú fuiste el que me salvó la vida, gracias, gracias por enseñarme lo maravilloso que es vivir, gracias por haberme obsequiado tu amor, gracias por nunca haberme abandonado, pero sobre todo, gracias por haberme amado con un amor tan puro y sincero. 

Yo también lo siento, amor —tuve una última visión, estábamos Shisui y yo en la casa del lago, sentados en dos mecedoras mirando el atardecer, nuestras manos arrugadas se sujetaban con calidez—. Solté un par de lágrimas mientras sonreía por la felicidad de haber visto ese futuro que pudo haber sucedido—. No sabes lo mucho que me gustaría que eso se hiciera realidad, pero lo lamento, no podré seguir despertando a tu lado.

Pero te esperaré, te esperaré mil años si hace falta, pero te prometo que jamás dejaré de amarte, ya sea en esta vida o en la que sigue, siempre te amaré, así como estoy segura de que tú también lo harás.

Sonreí y cerré los ojos.

— Si... Esa será nuestra promesa.

Nuestra promesa «Shisui Uchiha»   [EDITANDO]Where stories live. Discover now