Capítulo IV pt.3

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Subimos al muro de la puerta principal ya que habían dado la orden de cerrar la gran puerta para ingresar a la aldea. Observamos la situación.
Más de 250 bombas habían detonado fuera de la aldea, los jounin y algunos chunin estaban peleando contra los ninjas de otras aldeas, impidiendo que éstos entraran.

El Hokage se había quedado en su oficina, observando desde la ventana.

— Hokage-sama, ¿cuáles son sus ordenes?.

— Concéntrese en evacuar a los civiles. Si la guerra llegó hasta aquí, eso quiere decir que los ninjas que enviamos a las fronteras están muertos —no pudo evitar que pasaran por su mente los rostros de Masaki y Meiko—. Envía a un hombre a que busque a los hijos de Masaki Uchiha, que los lleven a un lugar seguro.

— ¡Hai!.

El Hokage se quedó unos minutos observando por su ventana cómo todo el bosque en las afueras de la aldea se consumía en llamas. Suspiró profundamente y después se puso en acción.

Solo espero que Obito esté bien —dije dentro de mí mientras observaba pelear a ninjas de las cinco grandes naciones debajo de nosotros.

— Itachi —lo miré, su rostro se notaba asustado al ver toda esa destrucción—. Itachi-kun, ¿estás bien?.

Itachi reaccionó y dió un ligero apretón a mi mano —Hay que hacerlo —dijo con seguridad, inspirándome confianza.

— ¡Hai!.

Saltamos de la muralla directo a la guerra, justo cuando bajamos vimos cientos de cuerpos tendidos en el suelo, cubiertos de sangre, algunos tenían las extremidades desgarradas y sus rostros estaban irreconocibles.

Al ver la escena ambos nos paralizamos, ¿por qué dos niños pensarían que podrían participar en una guerra?, no teníamos la capacidad física ni mental para soportarlo.

— ¡Ayuda! —gritó una voz que nos desgarró el alma—. ¡Ayuda, por favor!.

Aquella voz nos sacó de nuestros pensamientos y reaccionamos, un miembro del clan Hyuga estaba a pocos metros de nosotros, uno de sus pies estaba cortado y estaba cubierto de sangre.

Ya lo había visto antes...

Fue el hombre que nos encontró a mí y a Obito en el muelle después del accidente con las llamas negras.

Al verlo a los ojos mi corazón se detuvo por un milisegundo y después comenzó a bombear sangre cien veces más rápido, sentí cómo un inmenso poder recorría cada fibra de mi cuerpo. Era odio, odio hacia aquellos que asesinaban inocentes.

Un escuadrón de cuarenta shinobis de la aldea de la roca aparecieron frente a nosotros, Itachi y yo nos agarramos fuerte de las manos. Ambos sabíamos qué hacer, asentimos al mismo tiempo y nos pusimos en acción. Comenzamos con taijutsu, Gai-san nos había enseñado muy bien, logramos noquear a los primeros veinte shinobis, los hombres que quedaban sacaron kunais y comenzaron a hacer jutsus estilo tierra y agua.

Al estar encadenados de una mano Itachi y yo tuvimos que juntar nuestras manos libres y hacer jutsus que detuvieron los ataques del enemigo.
No planeábamos asesinarlos, no queríamos hacerlo, ni sabíamos cómo.

Las cosas se pusieron cada vez más difíciles, era casi imposible continuar tratando de resguardar la vida de nuestros enemigos, ellos no se estaban tentando el corazón por un par de niños. Itachi lanzó el katon como distracción, yo utilicé el ranton y les di una pequeña descarga eléctrica que hizo que los ninjas restantes de la roca cayeran al suelo inconscientes. Cuando creímos que los habíamos vencido aparecieron otros tres escuadrones, de cuarenta shinobis cada uno. Estábamos rodeados.

Nuestra promesa «Shisui Uchiha»   [EDITANDO]Where stories live. Discover now