Capítulo XI

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Los meses fueron pasando.

Gracias a las clases teóricas y prácticas del tío Fugaku y a los constantes ánimos de Shisui e Itachi, logré dominar el mangekyo sharingan casi a la perfección, al igual que otros jutsus y kekkei genkais.

Shisui fue una pieza clave para mi crecimiento personal, él me estaba ayudando a superar todos los traumas de mi pasado, me tomaba de la mano cariñosamente y me ayudaba a avanzar.

Me di cuenta con el pasar de los días que no había necesidad de forzar nada entre Shisui y yo, ambos demostrábamos un notorio interés el uno por el otro y pasábamos un buen rato juntos. Había sido la mejor decisión dejar que las cosas fluyeran así sin más.

.....

— Lo estás haciendo bien —dijo Fugaku con notable orgullo después de presenciar cómo usaba con mucha habilidad el Amaterasu—. Has avanzado mucho, estoy orgulloso de ti.

— Muchas gracias, Fugaku-san —incliné mi cabeza con agradecimiento.

— Creo que es hora de subir de nivel —parpadee un par de veces al escuchar su comentario. Apenas acababa de dominar jutsus que me llevaron meses poder hacer y ahora iniciaría con cosas incluso más difíciles.

— Me vendría bien un descanso...

— Nada de descansos —me miró de nuevo con sus ojos fríos—. Tú habilidad mental, debes mejorarla.

— Ya está mejorada —traté de convencerlo—. Trabajé duro con Silaid Yamanaka, ella me enseñó mucho acerca de las habilidades mentales y me ayudó a mejorarlas. 

— ¿Silaid?, ¿no es ella la hija del líder del clan Yamanaka?.

— Así es, es muy buena y sabe guardar secretos, así que no te preocupes, no es alguien envidiosa, no le preocupa que alguien que no sea de su clan posea habilidades mentales, así que no le contará nada a su padre. No tienes por qué preocuparte.

Fugaku cruzó los brazos y soltó un suspiro mientras cerraba los ojos.

— Está bien, confío en tu buen juicio.

— Entonces... —traté de persuadirlo—, ¿ya puedo descansar?.

— No —dijo rotundamente—, tu genjutsu es muy mediocre.

— ¡¿Cómo puedes decir eso?! —exclamé—. Tú mismo me has estado enseñando. ¿Quieres decir que no eres un buen maestro?

— Llegan tarde —Fugaku ignoró por completo lo que dije y se dio la vuelta, observando a dos azabaches que se acercaban.

— Lamentamos la demora, Fugaku-san —dijo Shisui mientras se acercaba a mí y me regalaba una sonrisa—. Hola, Anaru-san —la sonrisa fue correspondida de inmediato por mí.

— Lo siento papá, Yūki-sensei quería hablar conmigo. 

— Como sea... —dijo Fugaku, caminando hacia otra dirección—. Itachi, Shisui, practiquen el genjutsu con Anaru, yo ya debo irme.

— ¡Hai!

Cuando Fugaku se fue me dejé caer sobre el césped y suspiré profundamente mientras masajeaba mi nuca.

Itachi se arrodilló a mis espaldas y comenzó a masajear mis hombros.

— Estás muy tensa.

— Mi cuerpo ya no aguanta —suspiré.

— Oh, vamos, hermana —Itachi se burló—. Eres joven, sólo tienes once años, tu cuerpo es fuerte.

— Pero yo no soy como ustedes —señalé con la mirada a los dos chicos—. Yo sí necesito dormir más de cinco horas, ustedes dos son unos locos enfermos obsesionados con los entrenamientos, no quiero terminar como ustedes, sólo vean sus ojeras enormes.

Nuestra promesa «Shisui Uchiha»   [EDITANDO]Where stories live. Discover now