Capítulo XIII

318 25 0
                                    

Acaricié de una manera muy maternal el cabello de Itachi, quería reconfortarlo y de cierta manera funcionó, ya que su respiración y sus latidos fueron normalizándose.
Cuando supe que era buen momento me metí en la cabeza de Itachi para ver lo que había sucedido, ¿habían sido shinobis de la niebla quiénes los habían atacado?.

Cerré los ojos y me mentí en su mente, la escena se estaba repitiendo una y otra vez en la cabeza de mi hermano.

El asesino de mi equipo había sido él...

El mismo hombre que había desatado terror y destrucción en Konoha y el que asesinó a mis padres al igual que a los de Naruto, fue el culpable de todo.
Mi corazón se llenó aún más de una profunda oscuridad y odio y mis dientes crujieron.

Salí de la mente de Itachi y escuché a los chicos llegar. Cuando se acercaron hasta nosotros el sonoro grito desgarrador de Izumi y Maki se hicieron presentes por todo el lugar.

— ¡Sensei! —corrieron hasta los cuerpos decapitados de Yūki y sus demás compañeros que descansaban en el suelo.

El llanto se hizo cada vez más abundante.

Escuché cómo lentamente Izumi se acercó a nosotros. Tenía el rostro manchado de lágrimas y sus manos temblaban.

— ¿I-Itachi?.

Me hice a un lado, dejándome caer de srntón al suelo. Toqué mi frente con la palma de mi mano y comencé a soltar pequeñas risitas, la situación me estaba sobrepasando y comenzaba a perder la cordura.

Los chicos me miraron con total desconcierto —¿Qué le pasa?, ¿cómo puede reírse en una situación como ésta?— pensaron.

Me estaba volviendo loca a cada segundo que pasaba.

¿Qué debía hacer?

Me habían nombrado a mí líder del equipo si algo salía mal.

¿Cómo podía escapar de una aldea que era conocida por ser sumamente despiadada hasta con su propia gente?.

— Tenma, sensei... —me tapé el rostro con las manos. Las lágrimas salían de mis ojos con desesperación mientras apretaba los dientes.

Todo ésto debería tratarse de un maldito sueño. Ésto no estaba pasando. No era real. Ésto era mentira.

Maki se acercó a mí al ver que estaba cayendo en desesperación y acarició mi espalda suavemente tratando de calmarme.

— ¿E-estás bien? —no la escuché, ni siquiera sentí que me estaba tocando—. Anaru —repitió más alto. Parpadee varias veces saliendo de mi trance, mis oídos comenzaron a zumbar. Vi a Izumi abrazar a Itachi mientras acariciaba su cabello y a Fuji envolver las cabezas de los senseis con una tela delgada.

Vaya... Supongo que no era solo un sueño.

Sentí el chakra de decenas de hombres acercarse por el sur, sin duda eran shinobis de la aldea de la Niebla, eran muchos, más de noventa, definitivamente.

Me sequé las lágrimas y traté de ponerme de pie, no nos iban a dar tiempo de escapar, así que debía entretenerlos para que los demás pudieran irse. No iba a dejar morir a nadie más.
Mis piernas flagearon al intentar levantarme y volví a caer al suelo, Maki me sostuvo y me ayudó a incorporarme, ya de pie le eché una última mirada a Itachi, definitivamente no estaba en condiciones de pelear, ni tampoco lo iba a obligar a hacerlo.

— Váyanse —dije caminando hacia la reina. Todos me miraron confundidos—. Un escuadrón completo se acerca a nosotros, no nos dará tiempo de escapar, ustedes váyanse y lleven a la princesa de vuelta a la aldea.

Nuestra promesa «Shisui Uchiha»   [EDITANDO]Where stories live. Discover now