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Bien, la situación era demasiado incómoda para todos. Pero sobre todo para el de ojos rojos. Sabía de sobremanera que el rubio estaba loco y era capaz de todo. Pero nunca pensó que sería capaz de hacer esa cosa estando aún más en aquella reunión neutral.

Miro a todos los involucrados, sobre todo al adolescente que no se movía del lado de su padre. Si, en cierta manera era lindo y sabía porque le había llamado la atención al rubio. Pero amigo, la diferencia de edad y el que te digan no debería haberlo frenado.

Soltó un suspiro antes de llevar una de sus manos para masajear su cien.

— Zahard quiero entender que sabes que estamos en una reunión neutral en donde cualquier delito entre todos los presentes está prohibido.

— Si

— Bien, entonces te haré la pregunta ¿Por qué mierda intentaste atacar sexualmente al hijo de Eduan cuando el mismo te dijo que no?

— Porque quise

— Ya déjalo Urek, el solo hace lo que quiere porque quiere cuando quiere. Por eso es un ser que ni siquiera sabe valorar una amistad.

— Eduan cálmate

— Solo digo la verdad

— Ojalá me dijeras esa verdad cada vez que te estoy follando

—...

El rubio simplemente comento eso mientras miraba al albino de ojos azules. Vio como sus ojos temblaron y se hacían más opacos. Aquello le hizo temblar por dentro, por fuera seguía con su cara sería y sin demostrar algún sentimiento.

— Tu eres increíble, en verdad que lo eres Zahard.

— Eduan calmado y Zahard, espero que lo que estés haciendo y diciendo no traigan arrepentimiento para ti en el futuro.

— Jamás me arrepiento de lo que hago o digo.

— Espero que estés seguro. Oye hijo de Eduan.

— Agüero, me llamó Agüero

— Bien hijo de Eduan, según las reglas la persona agredida tiene el derecho de pedirle algo al agresor por el delito que haya hecho. Es un pacto de sangre, así que el agresor no podrá ir contra ellos por dos años.

— Bien ¿Puedo pedir cualquier cosa, aunque sea menor de edad?

— Si, nadie puede decir nada contra lo que digas.

— Bien, pero ¿Puedo hablar antes con Eduan?

— Que me digas padre

— Si, lo que digas ¿Puedo?

— Si, puedes

El menor jalo levemente al mayor albino para alejarlo de los presentes. Al estar seguro de que no lo escucharía se acercó a la oreja de su padre susurrándole algo. El mayor le miró sorprendido antes de ponerse a reír. El menor solo le miró con una media sonrisa.

Por parte de los dos restantes se miraron entre ellos antes de que el rubio gruñera.

— Solo me pedirá plata y ya.

— Yo no estaría tan seguro Zahard.

— ¿De que hablas mocoso?

— Ellos son los Khun ¿Qué dinero tendrían que pedirte a ti?

— ...

— Estoy interesado en lo que te pedirán.

— Maldigo tus estúpidas e inútiles reglas.

My Person [BaKhun]Where stories live. Discover now