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El de ojos dorados no sabía qué hacer ante la escena que se estaba presentando ante sus ojos, pero de allí sus neuronas hicieron cortocircuito y su cuerpo se movió de manera automática para tratar de parar la pelea. Sus manos abrazaron la cintura del chico para alejarlo de manera fácil, sorprendentemente no pesaba mucho, de la chica de cabellos rubios, por parte de esta de mala manera su amigo de cabello castaño ayudo a sujetarla para que de esa forma se pudiera separar a ambas partes y dejaran de pelear.

— Agüero basta

— ¡No! ¡Déjame golpear más a esa zorra de pacotilla!

— ¡¿A quién llamas zorra de pacotilla?!

— ¡A ti maldita escoria viviente!

Todos se mantenían en el círculo viendo y oyendo la pelea de ambos adolescentes, el de cabellos marrones por su parte suspiro dirigiendo su mirada hacía sus amigos y moviendo su cabeza trato de indicarles que dispersaran a la gente. Por suerte, le entendieron y comenzaron a alejar a la gente del lugar para que las cosas se trataran al menos con un poco más de calma y sin tanto público.

Mientras, el de ojos azules seguía pataleando entre los brazos del menor de ojos dorados para tratar de zafarse de ellos y poder seguir golpeando a aquella chica de cabellos rubios que lo único que hacía era joder con su mera existencia. Su cuerpo se siguió moviendo hasta que sintió una respiración en cerca de su oído.

— Agüero ¿Puedes calmarte por favor?

Ante la voz del chico de ojos dorados que estaba tan cerca a su oído le hizo temblar, como si fuera algo automático su cuerpo se relajó y miro de reojo al chico que le estaba sujetando de la cintura, este le miraba con una sonrisa agradeciéndole que se calmara. Se avergonzó ante el hecho de haber estado peleando con esa chica, se había rebajado a su nivel de provocación, sus ojos se posaron nuevamente en la susodicha y se lamentó por su mejor amigo que la estaba sujetando con una cara de asco.

El chico de cabello castaño que sujetaba a la chica rubia al ver a su mejor amigo de ojos azules más calmado soltó a la chica, tenía que irse a cambiar de camiseta cuando todo esto acabara. Por su parte, la chica al verse libre trato de atacar de nuevo al chico de ojos azules por haberle desordenado su cabello y golpearle la cara, pero no pudo llegar a él porque el chico de ojos dorados lo coloco detrás de él enfrentándose a la chica.

— Atrás Rachel

— Baam

La chica miró al menor con enojo, no entendía por qué defendía al de ojos azules. Se supone que ella era su mejor amiga, ella era su todo, ella era su mundo. Ella era la persona que era capaz de manejar al chico con unas simples palabras, ella era todo para él. Entonces ¿Por qué estaba defendiendo al asqueroso engendro de esa puta de cabellos blancos en vez de a ella? Aquello le irrito de gran manera, por eso se acercó al chico de ojos dorados para tomar su rostro entre sus manos y acercarlo al suyo.

— ¡Baam! ¿¡Por qué no me defiendes a mí!?

— ...

— ¡Yo soy más importante para ti!

— Por favor, suelta mi rostro y aléjate.

Aquel habla monótono, seco y frío por parte del chico de cabellos castaños hacía su persona le hizo temblar por los escalofríos que le dio, sus ojos amarillos cuál serpiente buscaron en los ojos dorados del contrario aquel cariño, simpatía, devoción y amor que sentía por su persona, pero no encontró nada. Solo vio reflejados en ellos sentimientos de odio, indiferencia y asco.

— No, no es posible

Ella misma soltó el rostro del chico, más no se alejó de él. Todo era culpa de él, todo era culpa del chico que estaba siendo protegido por el menor. Si él tan solo no hubiera aparecido, el de ojos dorados le seguiría mirando de la misma manera en la que lo hacía. Sus ojos buscaron con furia al responsable de todo esto, pero el cuerpo del chico de cabellos castaños evitaba que lo lograra ver.

My Person [BaKhun]Where stories live. Discover now