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Ante la nueva voz que interrumpía su momento ambos jóvenes voltearon para ver al dueño de esta voz. Ambos se sorprendieron al ver a un grupo de ancianos siendo el primero el que gritó.

— Ancianos de FUG.

— ¡Eres un maldito traidor!

— No se a lo que se refieren.

El castaño hablo de manera tranquila, aunque por dentro se mantenía enojado por toda la situación. Y como de manera automática escondió al más bajo detrás suyo.

En cambio, todas las personas que estaban viendo el espectáculo miraron enojados al grupo de ancianos.

— ¡No debías de aparecer aquí!

— ¡Se supone que nadie debió de aparecer aquí!

— ¡Han arruinado nuestros planes!

— Lo sé y me alegro por eso.

El castaño sonrió sin mostrar sus dientes creando una atmósfera intimidante a su alrededor. Se volteó brevemente para dejar un beso en la frente del de ojos azules y avanzó hacia los ancianos.

— Verán mis queridos ancianos, el que estemos aquí significa que renunciamos.

— ¿¡Renunciar a qué!?

— A ser sus marionetas. Todos nosotros hablamos y decidimos que su plan era una mierda completa y debíamos de encargarnos de las cosas nosotros mismos.

— ¡Serás un maldito malagradecido!

— Gracias, tomaré eso como un halago, ya que sus opiniones me valen una mierda.

El de ojos dorados ladeó su rostro cerrando sus ojos y sonriendo de una manera más calmada. Aquello provocó que cierto rubio temblará y susurrara.

— Está furioso.

— ¿Qué?

— Viole solo es así cuando está bastante enojado.

El rubio mayor que había volteado a ver al chico que se parecía a él, se sorprendió bastante. Hace unos meses ya hubiera gritado o demás.

— Ha cambiado bastante.

— Si, lo hicimos cambiar para que pudiera enfrentarse a todos sin explotar.

— ¿Como?

— Terapia intensiva

— ¿Intensiva?

— Es difícil de explicar.

El rubio menor tembló ante el recuerdo y volvió su mirada al castaño que sonreía a los ancianos.

— ¿Quieren seguir hablando?

— ¡Todo es culpa del hijo de Eduan!

Ante aquel gritó el castaño se tenso, sus puños se apretaron y el rubio más bajo se preocupó avanzando hacia donde estaba el castaño.

— No metas a Agüero en esto, maldito anciano. Simplemente fui yo quien decidió dejar un estúpido títere de ustedes.

El castaño se paró de manera recta contra el anciano que había gritado. Su semblante ahora era serio y sus ojos dorados estaban opacos.

— Viole, no hagas nada.

El rubio más bajo ya había llegado donde estaban los ancianos y el contrario. Tomo su brazo con suavidad para tratar de calmarlo.

— ¡Ja! ¡Miren esto! ¡Seguro que también te metiste con el hijo de esa puta y ese gigolo!

— ¡Ustedes n-!

My Person [BaKhun]Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz