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Su alarma había sonado como todos los días con el mismo tono irritante que lograba levantarlo, pero la única diferencia que surgía ahora es que sonaba una hora antes. Se levantó de golpe para ir a su baño y bañarse, fuera de su cuarto se escuchaba bastante bulla y sabía que eso significaba que la mayoría de su casa ya estaban despiertos.

De forma rápida se aseo y vistió con un traje, se miró en el espejo, se guiño el ojo y salió de su cuarto con una sonrisa. Bajo las escaleras y se sorprendió de ver también a la albina de nuevo. La chica al sentir una mirada puesta en su persona giró su cabeza para ver al castaño.

— Hasta que por fin se te despegaron las sábanas.

— ¿Qué haces aquí Evankhell?

— No podía perderme un día tan importante para mí estrella.

— Creo que unas fotos te hubieran bastado.

— No lo creo.

— Oh Padre, buenos días.

Los ojos del castaño dejaron de ver los rojizos de la albina para ver a su hijo menor que estaba terminando de servir. Verlo con terno se le hacía demasiado tierno, pero a la misma vez le hacía pensar que el tiempo pasaba demasiado rápido para su gusto.

— Buenos días Baam ¿Nervioso?

— Más que nunca.

— Tranquilo todo irá bien.

El castaño estiró su mano para acariciar los cabellos azabaches del menor, quien le dio una sonrisa tratando de aparentar tranquilidad. Le mentiría al mayor si le dijera que estaba más tranquilo o algo así, los nervios estaban a flor de piel pues ser el primero de su clase lo obligaba a dar un discurso frente a todos los alumnos de su clase ¿El problema? Que le daba pánico hablar frente a gente, gente con la que casi nunca cruzó palabras por educación o cortesía.

— Buenos días

Un pelirrojo bajaba las escaleras también vestido en terno con una sonrisa galante. Se acercó al menor y posó su mano sobre su cabeza dando unos golpes.

— Hoy el menor de la casa se convierte en un joven.

— Solo paso a la primaria tío Yama, no es para mucho.

— No es para mucho, es un gran paso enano.

— No soy enano

— El día que me pases a mí en altura dejarás de ser enano.

El de hebras azabaches hizo un puchero ante esas palabras. El pelirrojo se rió de su cara y se sentó en la mesa para comenzar a tomar su desayuno. A los minutos en los que la albina y castaño también se habían sentado a tomar desayuno junto al menor, un rubio y albino bajaban las escaleras también vestidos de manera formal.

— ¿Por qué te demoraste tanto en la ducha?

— Está piel no se cuida sola ¿Ok?

— No sé porque tanto te la cuidad si sigues siendo un fantasma.

— Al menos no soy oxigenado

Ambos adolescentes se fulminaron con la mirada antes de soltar un bufido y sentarse en sus lugares para comenzar a tomar su desayuno.

— Buenos días a ambos.

— Buenos días.

— ¡Dejá de hablar al mismo tiempo que yo!

— ¡Para es asqueroso!

Ambos adolescentes se miraban enojados, habían hablado al mismo tiempo y seguían haciéndolo. Aquello hizo reír al menor de la familia y a la albina, aquella casa siempre era animada en las mañanas.

My Person [BaKhun]Where stories live. Discover now