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El de hebras celestes soltó un suspiro cuando sonó el timbre de salida. Para ser el primer día de su segundo año seguía siendo agotador. Y más con lo que había sucedido en el primer receso con el hermano de su rival. Si bien no se llevaba con el teñido de tercero eso no significaba que no se iba a llevar bien con su hermano. Después de todo había comprobado que el chico de nombre Baam no era nada parecido a su hermano mayor.

Tan metido estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta que los únicos que quedaban en el salón eran él y su amigo castaño que le miraba de con una sonrisa que no le daba buena espina.

— ¿Entonces?

— ¿Entonces qué?

— ¿Fue amor a primera vista con el pequeño Baam?

— ¿Qué? No digas tonterías a mí no me gustan los hombres

— Ya y a mí no me trae colado Hatsu desde hace cinco años.

— Oh Hatsu menos mal que regresaste para escuchar esto.

— ¿¡Qué!?

El de mechas celestes sonrió con burla antes de levantarse tomando su bolso colgándolo en su hombro. El de cabellos castaños que había girado de manera rápida al oír el nombre del pelinegro se había caído por aquel movimiento brusco. Pero grande fue su sorpresa al no ver a nadie. Soltó un sonido de indignación y miro al de ojos azules que le miraba con superioridad, pero una sonrisa amistosa desde la entrada del salón.

— Ya entendí, no te vuelvo a preguntar

— Gracias, ahora andando.

El de hebras castañas se levantó solo del suelo, agarro sus cosas y salió del salón siendo acompañado por su amigo silencio de ojos azules. Siempre había sido así, de alguna forma, aunque fueran opuestos se mantenían juntos como buenos amigos, además que el castaño había estado para el de hebras celestes en su peor momento. Nunca le llamo la atención de manera romántica, solamente que al ver aquellos ojos azules llenos de soledad le dieron ganas de llenarlos. Pero nunca pudo y cuando los vio brillar de manera diferente fue con aquella chica que solo lo daño más.

— Oh Agüero

Ambos amigos se detuvieron en la puerta principal después de colocarse sus zapatos al oír aquella voz. Vieron parado en la puerta con su maleta al de ojos dorados sonreírles de manera suave y amistosa.

— ¿Esperas a alguien?

— Sí, el hermano Karaka fue llamado por profesor por sus notas.

— Ya veo ¿Y no puedes irte solo?

— Lo tengo prohibido

— Ya veo

— Hmp

Ambos chicos que hasta ahora se mantenían concentrados entre si desviaron su atención hacia el castaño. El de ojos dorados se le quedo mirando un tiempo hasta que soltó un pequeño grito de sorpresa.

— ¡Eres el nieto de la abuela!

— ¿Eh?

Ambos mayores se le quedaron viendo extrañados y aún más el castaño que no entendía que estaba pasando o que se refería el menor de ojos dorados.

— Ah como era, tu eres Les-

— ¿Él es el pequeño Leessoo?

Los tres se voltearon para ver al rubio que venía colocándose los zapatos, su mirada se posó en el castaño evaluándolo con la mirada y abrió los ojos al reconocer esos ojos. Se quiso reír de que tan pequeño era el mundo para que se encontrara con aquel chico que les había ayudado.

My Person [BaKhun]Where stories live. Discover now