11

615 122 197
                                    

Habían pasado unos diez minutos desde que había salido de la casa y caminado hacia la tienda más cercana a la casa, no había visto rastro del menor que había salido ya hace dos horas. Su preocupación iba creciendo con cada paso que daba y no era por el menor, claro que no. Se negaba a pensar que era por eso y trataba de hacerle entender a su mente que la preocupación venia de lo que pensaría su padre y el cómo sería castigado por él si es que se enteraba.

Al ver la tienda a lo lejos le alivio de manera breve, entro a esta y saludo de manera cortes al señor que atendía el lugar, era un señor que estaba en la edad de 25 a 30 años, se dio una vuelta mirando las estanterías tratando de visualizar al infante por si se había pasado más de dos horas escogiendo un chocolate para él con la excusa de que solamente quería comprar el mejor chocolate. Pero esa esperanza se desvaneció a los segundos que termino de ver la tienda y no ver al de cabellos azabaches. Como última opción se acercó al encargado de la tienda.

- Señor disculpe ¿No habrá visto a un niño de cabellos azabaches y unos ojos dorados bonitos?

- Oh ¿Te refieres al pequeño Baam?

- ¡Sí! ¿Lo ha visto?

- Vino como hace horas, estuvo varios minutos viendo chocolates. Me dijo que se estaba demorando en escoger porque quería llevarle el mejor chocolate a su hermano mayor para que lo quiera. Eso me hizo reír, además de que se veía demasiado tierno tratando de escoger un solo chocolate. Pero bueno, la cosa es que compró uno de los chocolates más caros del lugar, le hice una rebaja y se fue gritando gracias y diciendo que con eso seguro su hermano Karaka por fin o aceptaría. Aunque, a todo esto ¿Quién eres?

- El imbécil de su hermano mayor.

Sin decir nada más salió corriendo de la tienda con más angustia que antes, si ya se había ido de la tienda con su chocolate porque no había regresado a la casa, que es lo que lo hacía demorar. No entendía nada, pero lo único que quería era saber que aquel pequeño se encontraba bien.

- Por favor que este bien.

Murmuro mientras volvía corriendo en sus pasos observando con cuidado todos lados por si veía alguna señal de que el menor había pasado por allí. Pero no había nada, nada de nada.

- Tranquilo Karaka. Si fueras Baam a donde iría.

Cerro los ojos tratando de ponerse en los zapatos del infante, pero nada. No podía descifrar a donde podía haber ido el infante. No conocía nada de él, no sabía sus gustos o si era alérgico a algo.

- Bien, si no puedes pensar como Baam trata de pensar como si fueras alguien que quisiera abusar de él o robarle algo.

Su cuerpo se estremeció al obtener un escenario de manera rápida y volvió en sus pasos. Comenzó a correr todas sus fuerzas hasta pasar a un lado de la tienda. Siguió de frente mientras esquivaba a algunas personas observando por los callejones que había por esa zona. Como no había podido recordar que existía callejones. El rubio esquivaba a persona que viera y se adentraba en uno que otro callejón que era más largo. Estaba a punto de llegar al último callejón cuando vio algo moverse haciendo que se detuviera de manera abrupta.

Con miedo se adentró a ese callejón, por dentro rezaba que aquello que se había movido no fuera el pequeño de cabellos azabaches. Pero como antes, la suerte no estaba con él y se quedó mudo al ver aquella escena. El pequeño de ojos dorados se encontraba en posición fetal sobre el suelo abrazando su estómago como si estuviera protegiendo algo y en su rostro rastro de lágrimas secas junto con algo de sangre. Su corazón se paralizó ante aquella escena.

- ¡Baam!

Se acercó al pequeño cuerpo tomándolo con cuidado entre sus brazos. El pequeño no reaccionaba y eso le estaba asustando más.

My Person [BaKhun]Where stories live. Discover now