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- Baam no hagas eso, te puedes lastimar más.

- Hermano estoy bien

- No, no, déjame a mi

- Viejo ¿Reemplazaste a Karaka por su hermano gemelo o algo?

- No, pero creo que se golpeó la cabeza muy fuerte.

- Si, tal vez eso paso

El castaño y albino miraban como el rubio evitaba que el menor de todos cargara una bolsa de compra. Era demasiado surrealista ver al rubio de esa forma con un pequeño hasta hace poco decía que no era su hermano.

Exactamente ya había pasado un mes desde que aquel incidente en donde Baam fue golpeado, aquel evento había cambiado de forma radical la forma de ser del rubio hacia el de hebras azabaches. Esto sorprendió bastante al castaño y albino, pues nunca creyeron que verían una faceta sobreprotectora en Karaka.

- Oye enano ¿No quieres llevar también mis bolsas?

- No molestes Blanco, tu puedes solo.

- Me dueles

- Mmm yo puedo llevar tus bolsas hermano Blanco.

- ¡Baam no!

- ¡Baam eres un amor!

El rubio fulmino al albino quien se acercaba a darle sus bolsas al pequeño de ojos dorados aprovechando que el mayor se había distraído hablando por su teléfono. El rubio al ver al menor de esa forma soltó un pequeño gruñido, le quito todas las bolsas y cargo todas ellas mientras avanzaba al carro pasando de todos. El albino solamente podía reír al ver al chico menor que él mientras que el menor de los tres hacía un puchero al no poder hacer nada.

El castaño colgó su celular y miro aquella escena, en sus ojos se presentó un brillo al verlos tratarse como hermanos, a su modo, pero como hermanos, al fin y al cabo. Aunque toda atmosfera fue cortada al sentirse observado. Su ceño se frunció ante esa sensación incomoda, apresuro su paso para poder tomar en sus brazos al menor de seis años cargándolo. El menor se sorprendió levemente, pero al final con una sonrisa escondió su rostro en el huevo entre el cuello y hombro del mayor. El albino miro aquello extrañado hasta que sintió la misma sensación de ser observado, entonces apresuro el paso hasta llegar donde el rubio tomando la mitad de las bolsas.

- ¡Hey! Yo puedo solo

- Cállate y avanza más rápido.

El rubio capto la indirecta y avanzo más rápido con su padre atrás escondiendo la cara de Baam en su pecho fingiendo que le daba caricias. El castaño no permitiría que él se entere de la existencia de aquel pequeño. Sobre su cadáver.

Subieron al carro colocando las cosas de manera apresurada, el castaño dejo en la parte trasera a Baam con el rubio mientras que el albino se sentaba a su lado. Arranco y condujo a su casa tomando varios atajos para perder al carro que los estaba siguiendo. Su casa era segura porque nadie sabía dónde vivía, bueno casi nadie. Solamente los jefes ancianos de su empresa y uno que otro compañero. Después de todo era guardián de personas que eran despreciadas.

Karaka se encargaba de entretener a Baam y Blanco miraba de forma remota las cámaras instaladas en su casa vigilando que no hubiera nadie. Y fue así hasta que llegaron a su casa. Nadie los seguía y aquella sensación de ser observados había desaparecido. Entraron a la casa bajando las cosas en una conversación animada por parte del albino y el rubio que no dejaban de pelear, el pequeño azabache solamente miraba su pelea animada con una pequeña sonrisa y el castaño contaba hasta diez para aguantarse las ganas de tirarle algo a la cabeza.

Ordenaron las cosas y los tres mayores se fueron de la cocina por orden del infante para que no quemaran nada, ya que increíblemente ninguno tenía el don de cocinar, si tocaban algo lo quemaban. Así que el pequeño de ojos dorados se encargaba de esa área todos los días.

My Person [BaKhun]Where stories live. Discover now