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— Vine a almorzar con ustedes y mi hijo, espero tu hospitalidad Ha Jinsung

— Largo de mi casa

— Dije hospitalidad

— Lo que menos mereces es eso

— Oh vamos Jinsung no seas tan cruel conmigo

— No me hagas repetirlo Zahard

— Sí que eres aburrido

— Aburrido nada, Karaka no es tu hijo

— Tiene mi sangre

— ¿Y eso qué?

— Padre es el que cría, no el que engendra

Ambos adultos voltearon a ver a aquella persona que había hablado, el pelirrojo que miraba aquella batalla de palabras también volteo hacia el inicio de las escaleras en donde se podía ver a un rubio enojado.

— ¡Hijo! ¿¡Como estas!?

— ¿Eso te importa siquiera?

— Claro que me importa

— ¿Enserio?

— ¡Claro que sí!

El rubio mayor le sonrió al menor quien estaba en las escaleras mirando todo con frialdad hasta que comenzó a reírse. Una risa vacía y sin vida, bueno vacía no tanto, se podía sentir la cólera que venía de aquel joven hacia el contrario.

— Espera por favor, cuéntame de nuevo ese chiste

— ¿Cuál chiste?

— El chiste de que mi mísera existencia te importa

— ...

— ¿Te quedaste sin chiste?

— Esa no es manera de hablarle a tu padre

— Mi padre mis testículos

— ¡Karaka!

— ¡Cierra tu maldita boca! ¡Tú no eres mi padre y no tienes ningún derecho a llamarte así! ¡Por qué si fueras mi padre no me hubieras dejado tirado en algún lado cuando solo tenía un año! ¡Si fueras mi padre no hubieras tratado de asesinarme cuando te enteraste que seguía vivo! ¡Si fueras un padre no me hubieras hecho ninguna de las cosas que me hiciste! ¡Padre es Jinsung! ¡Él me salvó de que me asesinaran aquella noche! ¡Él es mi padre porque él me protegió, me dio una cama y un hogar! ¡Así que vete de aquí antes de venir a decirme a mi hijo o siquiera llamarte padre!

Aquellos gritos y palabras habían sorprendido a todos los presentes, aunque también habían llamado la atención de las tres personas que se encontraban en su cuarto. El primero en salir fue el albino quien al ver al rubio mayor parado aun en el umbral de la puerta le recorrió un escalofrío.

— ¿Hermano Blanco? ¿Qué sucede?

— Vete a tu cuarto Baam

— Pero

— Nada de peros

— Al hermano Karaka le puede dar un ataque de ansiedad si sigue así

— Lo sé, pero no vas a ir

El albino miro de manera sería al menor quien lo miraba de forma directa con sus ojos dorados bañados en preocupación. Atrás del chico apareció el de mechas celestes soltando un pequeño bostezo, estaba a punto de quedarse dormido apoyado en el hombro del menor cuando este se levantó. Miro al albino y luego al de mechas azabaches sin entender que pasaba. Estuvo así unos segundos hasta que su vista se retuvo en el albino que le miro, no entendía que le quería decir hasta que avanzo un poco y vio una cabellera rubia en la puerta de la casa y entendió porque el menor no podía bajar.

My Person [BaKhun]حيث تعيش القصص. اكتشف الآن