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Un pequeño de seis años se encontraba viendo por la ventana aquel cielo de un tono azul que siempre lograba capturar su atención. Desde hace días que paraba en su cuarto a la espera de que llegara a la que veía como una madre, si salía cada vez que iba su amiga pelinegra o si era para almorzar, pero desde que ocurrió aquel accidente hace ya casi un año se había alejado de manera lenta de los demás niños para no molestarlos.

Sus pensamientos fueron abruptamente interrumpidos cuando vio una cabellera albina revolotear con aire entrando por la puerta de la casa, de un salto bajo del sillón en donde estaba subido para poder alcanzar la ventana y salió de su cuarto para ir corriendo por las escaleras hasta apoyarse en el último escalón de está dándose el impulso que necesitaba para poder saltar hacia un cuerpo más grande que se encontraba de espaldas.

- ¡Señorita Evankhell, la extrañe!

- Dios mío Baam, no hagas eso mi pequeña estrella

El pequeño de ojos dorados solamente pudo reír ante el grito de susto de la albina mayor quien al escuchar su risa no pudo más que soltar un suspiro para luego estirar su brazo hacia atrás tomando del cuello de la camiseta que llevaba puesta para quitarlo de su espalda y llevarlo hacia adelante. Cuando lo tuvo frente a frente el chico le mostro una sonrisa que dejaban ver todos sus dientes, la albina pensó que esa sonrisa era igual que el sol por lo brillante y cálida que se veía. Abrazo al menor con dulzura y cargo antes de comenzar a caminar hacia el comedor en donde estaba el resto de sus niños.

La albina había tenido que viajar por unos días hacia otro lado del país por unos asuntos de papeles del orfanato, ya había arreglado todo y por eso ahora estaba allí junto a sus dulces niños. Cuando llego al comedor fue recibida con varios abrazos que le hicieron soltar una risa ligera.

Bajo al pequeño que estaba en sus brazos para poder abrazar al resto, pero al hacer eso no se dio cuenta como el de ojos dorados se alejaba levemente del grupo y se quedaba viendo como la albina le daba amor al resto de niños.

Desde lo que había pasado con Ho y la de los ex integrantes de la familia, ya que estos habían sido adoptados ya, el pequeño castaño se había mantenido algo distanciado de los demás por temor a que lo odiaran o molestarlos. Eso sí, si alguien pedía su ayuda lo hacía con una sonrisa y solamente salía a jugar cuando iban Yuri y Evan a la casa.

Tan perdido se hallaba en sus pensamientos el infante que no se di cuenta que la albina a la cual no quería preocupar le miraba de forma intensa preguntándose si estaba bien o si le pasaba algo. Justo cuando iba a preguntarle uno de los mayores llamo a comer a todos. En ese momento el de cabellos azabaches salió de su trance para sonreírle a la mayor e ir corriendo con los demás a comer. En cambio, la albina se quedó unos momentos en su lugar parada pensando en que podría estar pasándole a su pequeña estrella, hasta que sintió un tiro de uno de los niños menores del orfanato y fue a donde estaban comiendo todos con una sonrisa.

 En cambio, la albina se quedó unos momentos en su lugar parada pensando en que podría estar pasándole a su pequeña estrella, hasta que sintió un tiro de uno de los niños menores del orfanato y fue a donde estaban comiendo todos con una sonrisa

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My Person [BaKhun]Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum