67. Padres al 99%

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Los hermanos se miraron asimilando la situación. Existía la posibilidad de que estuviese embarazada y a decir verdad no era algo que me ilusionase en absoluto. La había cagado por completo.

¿Cómo iba a tener un hijo cuando ni tan siquiera había terminado la universidad? Tenía toda la vida por delante al igual que ellos y una carrera como política. Si quería ascender no podía permitirme un escándalo así, por no hablar del hecho de que me veía incapaz de amar a alguien más que no fuesen los gemelos, no sería una buena madre ni tampoco querría serlo.

Y más Hanas en el mundo podrían causar el puto caos. Bastante tenía con mis propios asuntos como para tener que limpiar la sangre de otros.

No podía permitir que aquello sucediese.

—Hana, ¿lo estás diciendo en serio? —titubeó Saeyoung agarrándome de los hombros.

—¿Crees que bromearía con esa mierda?

—Joder, ¡¿sabéis lo que eso significa?! —Saeran se llevó las manos a la cabeza entrando en pánico.

—Cálmate —el pelirrojo trató de apaciguar las aguas.

—¡¿Cómo quieres que me calme?! ¡somos gemelos, Saeyoung! —recalcó—, ¡es posible que cuando nos hagan la prueba de ADN ni tan siquiera pueda esclarecer quién es el padre!

El de ojos dorados se llevó las manos a la boca intentando asimilar aquello.

—99% —murmuré.

—¿Qué? —preguntó Saeyoung—, ¿quieres decir...?

—Una vez leí en un sitio que una mujer se quedó embarazada de gemelos y tras la prueba de ADN a ambos les salía un 99, 9% de posibilidades de ser el padre —respondí recordando aquello.

—Joder... ¡joder, joder! —Saeran dio un golpe a la pared con los puños.

—¡Tranquilízate! —suspiró su hermano—, ¡en realidad no es tan malo! —exclamó titubeando.

—¡¿Que no es tan malo?! —le sacudió el brazo perdiendo la calma—, ¿no lo ves? escoja a quién escoja el bebé será de ambos. Nunca podremos saberlo.

—¡No creo que sea para tanto! —defendió—, es decir... ¡podrá tener dos padres! ¡no todos los bebés tienen ese lujo! —se rió con nervios—, ¿tú que piensas, Hana? —me tomó de las manos, estaba temblando.

—¿Que qué pienso? Es de locos —me solté para masajearme la parte del entrecejo —, y todavía no sabemos si estoy embarazada.

—¡Cierto! deberíamos hacer la prueba cuanto antes para salir de dudas —insistió el pelirrojo con prisas.

—No podríamos saberlo hasta después de diez – quince días, imbécil —recalcó su hermano—, además, si te hubieses quedado embarazada ayer sería suyo ya que yo lo hice por detrás.

—¿Mío? ¿solo mío? —al hacker se le iluminaron los ojos.

—Pero llevo más de una semana sin tomármelas y hemos follado más veces, Saeran —le contesté.

—Entonces tal vez nunca lo sepamos —concluyó el pelirrojo.

—En realidad da igual —opiné—, ni siquiera deberíamos estar discutiendo por esto, ¿no veis lo loco que sería tener un bebé ahora? Por favor...

—¿Qué? —Saeyoung frunció los labios—, ¿qué quieres decir?

—Está diciendo lo que nos estamos imaginando, estúpido —suspiró el de cabellos blancos.

—¿Lo dices de verdad? —Seven parecía estar rogándome con la mirada—, si estuvieras embarazada, ¿querrías...?

—¿No lo ves? —interrumpí—, voy a cumplir 21 en noviembre y vosotros también sois jóvenes, tenemos muchas cosas que hacer antes de pensar en algo así, sería estúpido tener un hijo ahora.

Escuché como suspiraba y acto seguido me agarró el rostro.

—Pero sería nuestro hijo, nosotros lo habríamos creado, ¿de verdad podrías arrebatarle la oportunidad de vivir? —la voz se le rasgaba.

—¡Nunca debió suceder! —grité—, ¿no lo entiendes?

—Saeyoung —Saeran puso una mano sobre su hombro—, sé que es duro pero si llega el momento y ella no quiere tenerlo deberíamos... respetar su decisión.

—¡¿Qué?! —los ojos se le aguaron—, ¡lo dices porque tú no la amas como yo! ¡quiero a ese hijo! ¿es que mi opinión no cuenta en absoluto?

—¡Claro que la quiero, pero no puedes obligarla! —defendió este—, aunque fuera nuestro hijo... —su tono perdió fuelle y bajó la vista al suelo.

—Hana, mírame —Saeyoung me acarició los pómulos. Sus lágrimas estaban a punto de salir y la voz se le quebraba—, dime que vas a pensarlo antes de tomar una decisión así. Si estás embarazada prométeme que lo pensarás porque yo estoy dispuesto a cuidar y amar a esa criatura tanto como te amo a ti. Si sientes solo un poco de lo que yo siento por ti...

—¡Deja de hacerle chantaje emocional! —explotó su gemelo—, ¡madura! No se trata de lo que tú sientas.

—¡¿Y de qué se trata?! —se giró para verlo—, ¿acaso tú no querrías a ese bebé?

—Aunque fuera así no trataría de persuadirla como tú.

—¡No trato de persuadirla! No trato de persuadirte, Hana —volvió a observarme—, solo digo que me gustaría tener una familia contigo, ¿tan descabellado es?

Me quedé en silencio sin ofrecerle una respuesta, ¿cómo iba a pensar en tener una familia si era incapaz de sentir aprecio por otros seres humanos?

—Ni siquiera has dejado tu trabajo de mierda —agregó Saeran—, ¿cómo pretendes formar una familia así?

—¡Voy a dejarlo! ¡solo tenemos que desenmascarar a mi padre y podremos ser libres!

—¿Y si nada sale bien? ¿y si la perdemos en el camino? ¿has pensado en eso?

—¿Perderla? ¡claro que no! —negó el pelirrojo—, ¡nunca lo permitiría! ¡sacrificaría por propia vida por salvarla!

—¡Esta mañana casi se marcha sola para ir a matar a nuestro padre!

Mierda, al peliblanco se le soltó la lengua. Apreté los dientes con rabia echándole una mirada asesina.

—¿Cómo? ¿eso es cierto? —Saeyoung clavó sus ojos llorosos en mí.

—¡¿Tenías que decirlo ahora?! —grité al de ojos verdes—, maldito gilipollas, ¡que te den! —le di un empujón y luego me dirigí al dormitorio.

—¡Espera, Hana! —me agarró con fuerza del brazo pero me libré con rapidez de él.

—¡No quiero saber nada más de ti! ¿me escuchas bien? —Estaba furiosa. Vi como las lágrimas comenzaron a rodar por sus ojos y me apartó la mirada.

—¿Por qué no nos calmamos todos? —sugirió el pelirrojo—, estamos muy alterados, deberíamos poder hablar con tranquilidad y...

—¡No quiero hablar! —chillé—, ¡dejadme en paz! —estaba muy agobiada y cerré apoyándome sobre la puerta.

Escuché que querían entrar y puse el pestillo para asegurar de que no lo hiciesen.

—Hana, por favor... —rogó el de ojos dorados.

—Déjame —las lágrimas cayeron por mi rostro y me senté en el suelo abrazándome a mis rodillas. Acto seguido escuché la puerta de entrada, alguien había salido pegando un portazo.


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Quiéreme [Parte I y Parte II]Where stories live. Discover now