11. Vive el presente

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Seven estaba dotado de un cuerpo maravilloso para generar placer. No podía parar de acariciarlo y tocarlo por debajo de la ropa y hacía lo mismo conmigo.

Me encantaba sentir sus manos sobre mi piel, su tacto, su aroma... el calor que desprendían sus labios sobre los míos... nuestras intenciones eran claras.

Nuestros cuerpos se acercaban, se refregaban de forma intencionada. Mis pezones duros contra su torso, mi cintura cautiva entre sus brazos y sin posibilidad de escapar...

Su pene muy erecto me rozaba la pelvis y solo pensaba en bajarle el pantalón y tener sexo salvaje.

El rojo de sus mejillas ponía en evidencia su excitación. Mi boca comenzó a besar su cuello mientras que la suya buscaba mis pechos, bajándome los tirantes del vestido. Solo el encaje lo separaba de mi piel. A la vez los apretaba con los dedos, aumentando la libido.

Pasé mi mano por su pantalón, bajándole la bragueta y acariciándolo.

Volvió a demandar mi boca con sus labios pero tardó en encontrarla. Me gustaba hacerme de rogar y sabía que aquello le ponía caliente. Buscar algo, pedir, suplicar... eso le excitaba sobremanera. Cuando por fin nuestros labios se encontraron nos unimos en un ritual de besos y roces por un largo tiempo.

El ardor que desprendían nuestros cuerpos era increíble. Sus manos ya habían dejado al aire mis pechos y me acorraló contra una de las paredes, saboreándolos con ganas. Resoplaba de placer mientras su boca se apoderaba de ellos. Bajó una de sus manos a mi intimidad, que ya estaba muy húmeda y dilatada.

—Wow, estás deseando que entre, ¿cierto? —Seven jadeó en mi oído. Escucharlo de esa forma solo avivaba todavía más mi agitación.

—Quién sabe... quizás podríamos imaginarlo, ¿no? —contesté de forma picante.

En un arrebato de pasión me dio la vuelta y apoyé las palmas de las manos en la puerta. Giró la cerradura con agilidad, dejándonos encerrados. Su miembro rozaba mi trasero y sus dedos bajaron a mi clítoris.

—¿Te gustaría en esta posición? —Hizo un movimiento brusco simulando una embestida y no pude evitar suspirar.

—Sí...

—Eres una chica muy mala... haces que fantasee con cosas que luego no me vas a dejar hacerte. —Volvió a estrujar mis pechos con sus manos y mordió mi cuello.

—La tienes tan dura —gemí. Escuchamos voces en el pasillo pero estábamos tan concentrados en lo nuestro que aquello no nos detuvo en absoluto.

—Es por ti —susurró—. Quiero que me toques.

—¿Sí? —Volví a girarme para masajearlo mientras mantenía mis ojos clavados en los suyos—. Dime, ¿qué más quieres?

—Ya lo sabes, me muero por... —Cortó la conversación con un gemido ronco.

—¿Si? —pregunté para que continuara hablando. Sus dedos volvieron a mi mayor fuente de placer, ocasionándome pequeños gemidos.

—Me muero por sentirte. —Su voz agitada elevaba mi temperatura.

—¿Ah sí? ¿y cómo te lo imaginas?

—Excitante, caliente... glorioso. —Su boca en mi oído era lo más excitante que había escuchado nunca.

Cuando me miró fue como si pudiera ver a través de mí, como si me desnudara la mente y no solo el cuerpo. Se mordió el labio y me acerqué a su rostro para besarlo con deseo. Me puso un mechón de cabello bajo la oreja y acercó su boca, murmurándome.

Quiéreme [Parte I y Parte II]Where stories live. Discover now