68. Destroza mi corazón

728 67 259
                                    


Saeyoung

Mi hermano se había ido enfadado y la chica que me puso el cerebro del revés cambiando todo mi mundo no me abría la puerta. Además trató de marcharse a escondidas para enfrentar a mi padre. ¿Por qué siempre me ocultaba todo? ¿No veía que era demasiado arriesgado y peligroso? Eso me lastimaba pero no más que pensar que podría perderla.

Tenía miedo, mucho miedo, sentía que nuestra relación podría desmoronarse en un abrir y cerrar de ojos. La amaba con todo mi ser y no estaba dispuesto a perderla solo por tener un punto de vista distinto en relación a nuestro posible futuro hijo.

Nuestro hijo... me dolía pensar en ello, en que tal vez habíamos creado una pequeña vida y nunca tendríamos la oportunidad de conocerla, de que habríamos hecho a ese pequeño o pequeña mientras trataba de demostrarle que la amaba con locura ofreciéndole todo de mí. Que jamás tendríamos la oportunidad ni de ponerle un nombre. Yo no era el tipo de persona que se metería en la dura decisión de una mujer que optase por el aborto, pero aquello era distinto, no se trataba de cualquier chica y estábamos hablando de nuestro hijo, creado con amor, una pequeña parte de nosotros. No podría forrar la pared de su habitación con motivos del espacio exterior ni tampoco hacerle una cuna personalizada que pareciese una nave espacial. No podríamos formar una familia y...

Deja de soñar, Saeyoung, ese bebé nunca sucederá, acéptalo.

Saeran tenía razón, estaba siendo egoísta, necesitaba aceptar que Hana no quería tenerlo y que si accedía a mi petición solo porque se lo pidiese... quizás nunca lo amaría, quizás incluso me odiaría por haberle hecho tener a ese bebé y no podría soportarlo porque aquello significaría perderla por completo. No iba a permitirlo cuando la amaba con todas mis fuerzas.

—Ábreme, por favor —rogué de nuevo con las lágrimas resbalándose sin control por mi rostro.

—Te he dicho que no quiero hablar —detecté cierta autoridad en su tono, pero aún así la voz se le rasgaba.

—Hana... solo quiero que sepas que si estás embarazada te apoyaré tomes la decisión que sea, no quiero perderte —me sinceré sintiendo una opresión en mi pecho—, te amo, te amo con locura y...

—¿De verdad podrías aceptar algo así? —me interrumpió—, sé que te dolería mucho, lo sé y por eso estoy sufriendo —escuché como gimoteaba a través de la puerta logrando que formase un río de lágrimas—, nunca me había sentido así con nadie, tan indefensa.

Suspiré al escuchar sus palabras, no podía negar que una pequeña parte de mí se alegrase ya que eso significaba que había desarrollado muchos sentimientos. Sin embargo odiaba verla de esa forma, quería hacerla feliz, no deseaba que sufriese.

—Escúchame, pequeña. Casi siempre hay uno en la relación que ama más al otro, uno más indefenso y con más riesgos a terminar sufriendo. Ese sería yo —acepté mi posición llevando la mano a mi pecho, se sentía pesado, oprimiéndose, notando como una punzada intensa me dificultaba la respiración—, no quería serlo pero tampoco deseaba que sufrieses tú por ambos, por supuesto que no —continué—, estaba enfadado conmigo mismo porque me negaba a aceptar mi vulnerabilidad ante ti, pero ahora... ahora soy muy consciente de que no puedo hacer nada por evitarlo porque estoy profundamente enamorado de ti. Eso significa que puedes romperme el corazón en mil pedazos, destrozarlo y hacer migajas de él, porque es todo tuyo.

El silencio lo cubrió todo por unos segundos y salió al fin. Pude ver su hermoso rostro empapado en llanto y con las dos manos se lo sujeté por ambas mejillas. Me permití el lujo de saltar al vacío por sus impresionantes ojos azules para hundirme en ellos durante un rato.

Quiéreme [Parte I y Parte II]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant