5. Rota por dentro

2.2K 247 229
                                    


Ya era por la tarde y mi próxima víctima estaba llamando a la puerta. Fui a abrirle con mi mejor sonrisa.

—¡Hola, Duri! ¡pasa! ¿quieres una galletita de chocolate? Son mi especialidad. —Le ofrecí una bandeja de galletas recién horneadas.

—¡Vaya! ¡qué buena pinta tienen! Muchas gracias, eres muy amable. —Cogió una y se sentó en el sofá—. Bueno, cuéntame, ¡estoy deseando saberlo todo sobre Seven! ¿lo conoces de hace mucho tiempo?

—Lo conocí a los 18, hace dos años, cuando me mudé aquí para estudiar Ciencias Políticas.

—¿Ah sí? ¿de dónde eres?

—De Inchon —respondí.

—Wow, y lo primero que viste al mudarte a Seúl fue a tu vecino buenorro, qué envidia.

—Ya.

—Entonces sabrás cómo le gustan las chicas. —No me gustaba lo que parecía insinuar.

—Me hago una idea —contesté de forma cortante.

—¿Ha salido con alguien alguna vez? —se interesó.

—No, nunca ha estado interesado en nadie. —Excepto en mí, puta.

—¡Eso es genial! ¿crees que tengo alguna oportunidad?

—Por supuesto. —De ser exterminada.

—¡Eso me emociona! A decir verdad me preocupaba que hubiera algo entre vosotros... pero solo sois amigos, ¿cierto? —Y la puta seguía insistiendo.

—¿Eh? ¿quieres otra galleta? —sugerí eludiendo su respuesta.

—Claro. —Pegó un mordisco y continuó hablando—. Lo que te estaba diciendo es... —Paró de hablar cuando perdió el conocimiento. El somnífero hizo efecto y no pude evitar reíme.

Cogí una silla de ruedas antigua que había en la casa, y la senté ahí para trasladarla al sótano secreto. La puse en una silla normal y la até de manos y pies. Esperé a que se despertara para torturarla, por lo que se hizo de noche.

Cuando abrió los ojos me miró aterrorizada y comenzó a gritar. Le tapé la boca enseguida con cinta adhesiva y puse una de mis canciones favoritas de Heavy Metal, Monster in me, a todo volumen para cubrir lo que iba a ocurrir en aquella habitación.

En ese instante sonó el timbre, ¿qué mierda? Fui hacia allí, cerrando la puerta con llave y miré quién era por la mirilla. ¿Seven?

—¿Qué haces aquí de noche? —pregunté en cuanto abrí.

—Escuché gritos y me asusté, ¿estás bien?

—Sí, perfectamente, era el Heavy Metal que tenía puesto. ¿Quieres algo más? —agregué con prisas.

—Oh, ¿puedo pasar? 

—¿Para qué? —Soné algo borde ya que no era un buen momento para que estuviese allí.

—Quería hablar contigo.

—¿Por qué no nos vemos mañana? Ya es tarde. —Traté de cerrarle la puerta pero se puso en medio.

—Hana, ¿qué te pasa? ¿por qué no quieres que entre?

—No es eso... —Tan solo tengo a una chica encerrada en el sótano.

—Hana, quiero hablarte de algo. —Se coló en casa y no pude detenerlo ya que tenía mucha más fuerza que yo. Mierda, ¿por qué tenía que venir en ese momento?

Quiéreme [Parte I y Parte II]Where stories live. Discover now