7. El trato

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Seven me hizo caer en el sofá y se puso sobre mí, acercando todo lo posible su cuerpo al mío. Me miró con los ojos desbordados de deseo y volvió a darme un beso desesperado al tiempo que recorría mi cuerpo con sus manos.

Me mordió el cuello y apretó mis pechos de forma ansiosa por encima del vestido, tal y como había aprendido. Sentí como se ponía duro de nuevo y no conforme con los toques sobre la ropa bajó su mano hacia mis muslos, colándose bajo mi falda y subiendo poco a poco.

Aquello no podía estar pasando, no estaba pensando con claridad, más bien no pensaba en absoluto. Si le permitía eso se lo estaría poniendo demasiado fácil, no quería ser solo un calentón de una noche, ¡quería que aceptara sus sentimientos! ¡maldita sea!

¡Céntrate, Hana!

Puse una mano sobre la suya para frenarlo antes de que llegara a su objetivo.

—Seven, para, estás yendo muy rápido, te estás saltando fases y...

—A la mierda las fases, Hana, estoy muy caliente. —Me silenció posando sus labios sobre los míos, y qué bien sabían. Sus manos continuaron su rumbo despistándome por un segundo, pero sabía que aquello no era lo que buscaba, por lo que le agarré con fuerza de la muñeca y me aparté de sus labios. Se quedó mirándome desconcertado—. ¿Qué?

—Espera —interrumpí—. ¿acabas de decir que estás caliente?

—¿Eh? —Sus mejillas estaban de un tono carmesí.

—¿Seven?

—Hana, lo cierto es que no puedo evitarlo, sé que estamos practicando, pero...

—¿No puedes evitar ponerte?

—Bueno... —Estaba muy sonrojado en ese momento.

—¿Te gusto? —decidí ser directa.

—¡¿Uh?! Es decir... somos amigos, claro que me gustas, como amiga —titubeó.

—Pero estás duro —insistí.

—Agh, eso es porque...

—¿Um?

Parecía estar pensando alguna excusa para darme una explicación.

—Bueno... quiero decir, a cualquiera le pasaría en esta situación, no es nada personal —tartamudeó.

—Entiendo, ¿así que te pongo pero no es personal?

—¡¿Eh?! no... —hizo una pausa tratando de descifrar mi gesto de confusión y luego agregó a modo de interrogación: ¿sí?

—¿No lo sabes tú? —recriminé.

—Bueno...

—¿Te pondría igual si fuera cualquier otra persona?

—¿Qué?

—¿Por ejemplo Duri?

—¿A qué viene esa pregunta? —interrogó.

—¿No es linda?

—Creo que estás sacando las cosas de contexto.

—Contéstame, Seven.

—¿Por qué quieres saber eso?

—¿Por qué no me respondes? —Me encantaba responder a las preguntas con más preguntas.

—¿A ti te pone Zen? —contraatacó.

—¿Estás celoso? —seguí con mi juego para ver si confesaba.

Quiéreme [Parte I y Parte II]Where stories live. Discover now