14. Ella es mía

2.5K 216 515
                                    


Tenía frente a mí a uno de los seres más bellos del universo, la copia de mi querido senpai.

Descubrí hace un par de años que este tenía un hermano pero no sabía cuánto se parecían. Era una fantasía hecha realidad.

—Baja la puta pistola. —Ese espécimen perfecto de pies a cabeza estaba tratando de darme órdenes.

—¿Por qué debería hacerlo? —respondí con calma.

—¿No querrás que todo el mundo y en especial tu amorcito se entere de lo que has hecho?

—¿Mi amorcito? —solté una carcajada—, ¿de qué hablas? —Me hice la tonta aunque no funcionó a juzgar por la expresión incrédula de su rostro.

—Lo sabes muy bien.

—Pareces muy seguro de todo, ¿cuánto tiempo llevas espiándonos?

—¿Crees que voy a responderte? —se rió—, qué ingenua. Y ahora haz lo que te diga si no quieres que mi vídeo salga a la luz.

—¿Vídeo? ¿qué vídeo?

—El vídeo en el que apareces empujando a una chica desde la azotea, ¿suficiente?

—Quiero verlo.

—¿No te fías? Muy bien, cuando quieras. Y no te molestes en borrarlo, hice un montón de copias.

—¿Qué es lo que quieres? —pregunté sin rodeos.

—Quiero hundirle la vida. Quiero que lo hagas confesar.

—¿Confesar? ¿confesar qué?

—Que ha entrado en los archivos secretos del gobierno de forma ilegal y los ha manipulado. Ha borrado todo rastro de ello. Quiero su declaración directa. Eso sumado a todas las pruebas que he ido reuniendo a lo largo de los años sobre sus actividades ilegales serán suficientes para destrozarlo.

—¿Por qué quieres hacer eso a tu hermano?

—¿Te vas a poner moralista, reina de las azoteas?

—Idiota... nunca traicionaría a Seven.

—Lo harás, ¿olvidas que tengo el vídeo?

—Ni siquiera sé si es verdad. Y no me asustas, si quisiera podría averiguar tu dirección y matarte.

—No me hagas reír, por favor, o te aseguro que te despertarás una bonita mañana con la cabeza decapitada del pelirrojo en tu almohada. ¿Prefieres eso?

—Eres bastante más agresivo que tu hermano.

—Oh, lo siento, ¿decepcionada? —se rió—, ¿debería llamarte princesita?

—Corta el rollo.

—Quiero que te pongas este micro. —Me ofreció un pinganillo diminuto.

—¿Dónde me lo pongo?

—En un lugar discreto.

—Muy bien. —Bajé mi pistola, y comencé a desabrocharme la blusa.

—¿Qué estás haciendo? —titubeó con nervios.

—Aquí. —Señalé mi sujetador negro—. ¿Te parece bien? —Se aclaró la garganta e hizo una pausa antes de continuar.

—Sí, muy bien. Adelante.

—Pónmelo tú.

—¿Cómo?

—Yo no sé cómo se engancha este aparato —repliqué.

Quiéreme [Parte I y Parte II]Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu