57. ¿Quinteto inesperado?

758 70 475
                                    


Así que ya habíamos tenido un trío. Me moría por saber los detalles de este y también por recrearlo. Miré a Saeyoung mordiéndome el labio y vi como sus pálidas mejillas se tornaban de un rosa subido. Luego puse la vista en Saeran, alzando una ceja con sugerencia.

—¿Vais a contarme cómo ocurrió? —solté deseosa.

—¿Por qué quieres saberlo? —replicó el de pelo blanco—, no esperes que lo volvamos a hacer.

—¿Ah no? —Puse una mano sobre su pierna, subiendo poco a poco y vi como tragaba saliva sin impedírmelo.

—Hana, ¿qué...? —el pelirrojo calló de inmediato cuando comencé a hacer lo mismo con su pierna, acariciando ambas a la vez.

—¿Queréis jugar? —Me acerqué a la oreja de Saeyoung, depositando un suave beso acompañado de un leve mordisco.

Esbocé una pequeña sonrisa, su cara estaba a punto de explotar.

Sus labios cubrieron de pronto los míos, sin poder aguantarse más y jadeamos en el beso, ansiosos por algo más. Su mano se enredó en mi cabello a la altura de la nuca, mientras que la mía continuaba moviéndose en dirección a su entrepierna y a la del gemelo. Relamí su lengua y atrapó la mía, succionándola en su boca.

Me separé y soltó un suspiro cargado de deseo, necesitado de más. Miré a su hermano y me moví con lentitud hacia él, atrapando su boca. Su cara estaba caliente, al igual que su lengua, que se desplazó enseguida probando la mía. Me agarró con fuerza de la cintura, aproximándome más y sentí como me dejaba sin aliento, no permitiendo que tomase aire para respirar.

Mientras tanto noté como la mano de Saeyoung se colaba desde atrás bajo mi blusa negra, en la zona del escote, apretando mi pecho por encima del sostén. Repartió besos por mi cuello aumentando todavía más la temperatura.

—¡Esperad! —Saeran se levantó de pronto del sofá, desconcertándome.

—¿Qué ocurre? —hablé con la voz entrecortada, soltando algunos suspiros ya que Saeyoung no se había detenido ni por un momento y continuaba con su labor en mi cuello y pechos, agregando su otra mano bajo mi falda.

—Joder, ¿pretendéis hacerlo así como así? —el de ojos verdes se quejó, si bien podía percibir tensión en su tono, tal vez observar ese escenario caliente le encendía.

—¿Por qué no? Únete. —Estiré mi brazo, quitándole las gafas a Saeyoung y las dejé en la pequeña mesita que había enfrente. Me coloqué a horcajadas sobre él y nuestros labios se encontraron de nuevo.

Puso las manos en mi trasero y comenzó a moverme y a frotarme contra su cuerpo. Balanceó su pelvis al mismo ritmo, haciéndome notar su dura erección y nuestros gemidos roncos se hicieron evidentes.

—¡Ya basta! —gritó el gemelo sobresaltándonos—, ¿qué sois? ¿putas máquinas de fornicación?

—Deja de quejarte y ayúdame a arrancarle la ropa, hermanito. —El pelirrojo desató con emoción los botones que aún quedaban de mi blusa, dejándome con el sujetador negro de encaje.

—¡Dije que os detuvierais! Ugh, ¡mierda!

—¿Desde cuándo te quejas tanto? —pregunté con sorna.

—Hicimos el trío estando borrachos, ¿comprendes? Fue bueno, jodidamente bueno, pero odio a Saeyoung y no estoy preparado para... ¡ya sabéis!

—Me parece que sí que lo estás —se rió su hermano, señalando el pantalón en el que se apreciaba su despierta entrepierna.

—¡Eso es inevitable! —se defendió—, tú también la tienes dura.

Quiéreme [Parte I y Parte II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora