29. Una nueva esperanza

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Continuaba abrazada a su espalda cuando salieron los primeros rayos de luz. Levanté un poco la cabeza para verlo, estaba demasiado guapo. Podría enamorar a cualquiera con su aspecto de ángel.

Le acaricié el pómulo dándole un pequeño beso. Vi cómo abría poco a poco los ojos y se sonrojó al verme tan cerca.

—Buenos días, Saeyoung. ¿Estás mejor?

—Buenos días, lo cierto es que aún tengo un lío en la cabeza, agh.

—¿Puedo ayudarte a desenredarlo?

—Creo que eres tú la que lo enreda todo más y eso no es bueno.

—Ayer me besaste. —Me abalancé sobre él, colocándome encima. Su cara era un tomate, sus manos estaban a los lados de su cabeza con las palmas hacia arriba y tenía la palabra "preocupación" escrita en el rostro.

—Lo siento... fue un momento de debilidad y supongo que me dejé llevar.

—No pidas perdón, ¿no ves que estoy deseando que me beses? —Se mordió el labio tratando de contenerse.

—Hana, lo nuestro no puede ser. Lo que quiera que sea esto.

—¿Me quieres? —bajó la mirada al preguntarle eso y decidí agarrarle del mentón, obligándolo a que me viera—. ¿No vas a contestarme? —insistí.

—No serviría de nada, ya te lo dije, no volveremos a vernos en cuanto esto termine.

—Llévame contigo.

—¿Qué? no... no podría hacer eso.

—¿Por qué no? Yo no quiero vivir otra vida que no sea a tu lado. Te necesito, ¿tú no me necesitas a mí?

Sus ojos estaban húmedos y no se atrevía a decirme nada.

—¡Dime! ¿soy yo la única que está colada por tus huesos? ¿no me quieres?

—Dios... —suspiró—. ¿Crees que está bien decirme eso cuando tuviste sexo con mi gemelo? ¡¿Sabes el daño que me has hecho?!

—¡Fue una estúpida venganza!

—Oh, ¡¿entonces te gustaría que me acostase con otra?! —Solo con pensarlo tenía ganas de asesinar a todo el planeta.

—¡Claro que no! ¡mataría a cualquiera que se acercase a ti! —me sinceré y nos quedamos mirando unos segundos en puro silencio.

—Yo también quisiera matar a todos los que se te acercasen —confesó—. ¿Entiendes mi frustración al saber que te acostaste con alguien a quién jamás dañaría?

—Pero no estoy enamorada de él... lo estoy de ti.

—Uh... ¿d-dijiste enamorada? —exhaló aire—. Yo...

Fui hacia su cuello para besarlo y escuché como un jadeo se escapaba de sus labios.

—Umm, Hana...

Continué subiendo hasta llegar a su oreja, besándola y mordiendo con suavidad. Empecé a notar cómo se aceleraba su respiración, su torso subía y bajaba y pequeños gemidos salían de su boca. Movió sus manos para colocarlas en mi cintura y noté la punta de su nariz sobre uno de mis hombros hasta que se decidió a plantar un beso allí.

Fue bajando sus manos, colándose bajo mi camiseta hasta llegar a mi trasero, que apretó con intensidad. Sentí algo duro en sus pantalones y no era el móvil. Quise ir hacia su cremallera para bajarla pero me agarró de la muñeca para detenerme.

Quiéreme [Parte I y Parte II]Where stories live. Discover now