Ódiame. 21: Cambios en el paraíso

325 37 111
                                    

—Quiero recuperarte —Saeyoung estaba de rodillas, frente a mí, suplicando. Al mismo tiempo, Jumin observaba la escena con asombro, sin dar crédito.

Todavía amaba al pelirrojo por encima de todo, por eso dolía mucho más la traición. Me había estado usando para pasarle información a Baek.

—Saeyoung, levántate —le estiré el brazo con fuerza, intentando que se incorporara, pero se resistió.

—¡No! ¡necesito que te quedes conmigo esta vez!

—¿Qué está pasando, Hana? —interrumpió Jumin, echándome una mirada que parecía de reproche.

—¡No te importa! —respondió el de gafas—, ya no eres nada suyo, de hecho nunca lo fuiste —su mandíbula se tensó, conteniendo cierta furia.

—Esto es inaudito, explícame qué está ocurriendo —mi ex-prometido se acercó, agarrándome el brazo para que lo enfrentase—, ¿era él todo este tiempo? ¿me has engañado?

—Aléjate de ella —el hacker se puso en pie, dándole un empujón.

El de pelo moreno le observó muy serio, todavía asimilando la situación.

—Eres un terrible amigo —sentenció el último.

—Tú también —la tensión se podía cortar con un cuchillo.

—Te conseguí el trabajo con mi prometida y resulta que estabas actuando a mis espaldas. Pensé que nuestra amistad significaba algo para ti, pero ya he comprobado que no.

—¡Uh, claro! ¡eras tan buen amigo que cuando supiste sobre mi pasado con ella a través de la prensa ni tan siquiera me preguntaste! —reprochó el pelirrojo—, no te importó lo que yo sintiese, solo tomaste lo que querías y le pediste matrimonio. ¡Pensaste en ti, únicamente!

—Pudiste decirlo, tuviste muchas oportunidades, Saeyoung.

—¡Tú no querías saberlo! —gritó, fuera de sí, con la vena del cuello hinchada—. Lo sospechabas y aún así no te atreviste a preguntar, porque si descubrías la verdad, ibas a quedar como un mal amigo —clavó un dedo en su pecho.

—¡Ya basta! —grité, haciendo que me mirasen—, tú me traicionaste, Saeyoung, así que no esperes que confíe en ti, y tú... —miré a Jumin—, ya te lo dije ayer, no quiero estar contigo. Lo nuestro fue algo pasajero. Sé que te preocupas mucho por mí, pero no deberías.

—No es solo que me preocupe, Hana, es que te amo —declaró el de ojos grises—, además, si te traicionó, ¿qué te asegura que no lo volverá a hacer?

—¡No pidió tu opinión! —el hacker le agarró del cuello de la camisa—, te ha dejado, Jumin, ¿o es que no lo captas? ¡márchate de aquí! —le soltó de golpe, respirando de forma acelerada.

—No me iré sin mi prometida.

Ambos se observaron por unos segundos, retándose el uno al otro.

—Solo lo diré una vez, así que escucha bien —comenzó el de cabellos rojizos, apretando el puño. Clavó un dedo en su pecho con la otra mano—. Hana es mía, siempre lo será. Llevo años enamorado de ella, tenemos una historia que ni te imaginas. No tienes nada que hacer, así que deja de interponerte en mi camino.

—Vaya, veo que tus sentimientos son fuertes. Sin embargo, si estás tan seguro de lo que dices, ¿por qué no dejas que la chica decida? ¿o acaso tienes miedo de lo que puedas perder? —replicó el otro, con seguridad.

—No... —clavó la vista en mí, casi rogándome—, me ama, lo sé, siempre lo he sabido, así que no, no tengo miedo —volvió a observarlo—. ¿Y sabes qué es lo mejor? Que a ti nunca te querrá.

Quiéreme [Parte I y Parte II]Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu