Ódiame. 28: ¿Qué somos?

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Observé como Saeran se alejaba. Tenía un nudo en la garganta. Estaba segura de que había hecho lo correcto, sin embargo, una parte de mí se sentía nefasta por rechazarlo de nuevo, por volver a hacerle daño. No se lo merecía. No después de todo lo que sufrió.

No obstante, tenía claro mis sentimientos. Estaba harta de fingir que amaba a Jumin, harta de la prensa, de las elecciones y harta de mi padre, el cuál no hacía más que meterse en medio de todo. Me hacía querer volver a mis viejos hábitos. Sacar el cuchillo a pasear...

—¿Hana? —Jumin me miraba con preocupación, tras ver como el peliblanco se había ido y estaba llorando. Estúpidas lágrimas que no me dejaban pensar con claridad. Pasé los dedos por mi cara, deshaciéndome de ellas, y lo observé. Estaba junto a Kai, el hombre que me ayudaba a preparar los discursos.

—¿Qué pasa? ¿querías algo? —volví a entrar y me siguieron, cerrando tras de sí.

Como si no estuviesen, me senté en el sofá, cruzándome de piernas, y agarré una taza de café que había sobre la mesita, jugando con la cucharilla y haciéndola girar, una y otra vez, con la mirada perdida.

—¿Estás bien? —Jumin se puso a mi lado. Advertí que quería acariciarme el cabello pero lo detuve, agarrándolo de la muñeca.

—No necesito tu compasión, ¿a qué has venido?

—No me agrada que me trates así, y menos cuando veo que estás pasándolo mal —puso una mano sobre mi espalda y suspiré.

—¿Qué quieres que te diga? Ya no es de tu incumbencia —seguí moviendo la cuchara.

—¿Entonces debo asumir que también tuviste algo con Saeran? Al final no mentiste del todo, pero... tengo curiosidad por saber cuántas más cosas omitiste —pude detectar su cara de decepción—, ¿estuviste con él mientras salías conmigo?

Kai se aclaró la garganta en ese momento, haciéndose notar.

—Vine a ayudarla con la rueda de prensa, será mejor que nos pongamos manos a la obra —informó el hombre, clavando su mirada azul en la mía.

—¿Qué rueda de prensa? —pregunté con el ceño fruncido—, nadie me ha informado de nada.

—¿No viste los mensajes que te envié? —replicó Jumin—, la tenemos programada para hoy, en vistas de aclarar nuestra relación, ya que hay demasiados rumores circulando y podría afectar a nuestra imagen pública.

—Ya veo, ni siquiera miré el móvil —me froté la frente, dejando cerrar los ojos—, ¿qué queréis que diga?

—Aquí está todo, junto con las posibles preguntas que podrían hacerle —Kai me pasó unos papeles con la información y le eché un vistazo—, si quiere, puedo ir contándole mientras escojo su vestuario.

—No hace falta que me hables de manera tan formal delante de Jumin —respondí—, tenemos confianza—, agarré la taza de expresso humeante y me levanté para ir al dormitorio, dejando los papeles sobre la cama.

Acto seguido abrí el armario para que pudiese escoger las prendas adecuadas.

Kai se puso a ello mientras Jumin caminó hacia nosotros, quedándose apoyado en el marco de la puerta.

—¿No vas a contarme lo que sucedió con Saeran?

—No pasó nada mientras salía contigo, si esa es tu pregunta —me acerqué, apoyando la mano en el quicio.

—Pero sí sucedió algo ahora —concluyó, sin apartar sus oscuros ojos de los míos.

—Digamos que tenemos un pasado complicado.

Quiéreme [Parte I y Parte II]Where stories live. Discover now