Ódiame. 11: Propuesta indecente + Dibujitos

457 44 226
                                    

Saeyoung

Tras hacer una llamada a Baek, una llamada de la que no sabía si tarde o temprano fuese a arrepentirme, me reuní con Jin y otros chicos del trabajo para irnos al restaurante de sushi más cercano. Hana lo pensó así, ya que de esa forma podríamos ir andando y volver a casa al terminar.

Mientras caminaba con mis compañeros, que charlaban sobre algunas chicas de la oficina, vi a la pelirosa acompañada de Kai, el chico rubio que le ayudaba con los discursos. Al parecer, eran bastante amigos. Eso me ponía celoso, muy celoso, no podía negarlo. Agh, la quería solo para mí, era inevitable, nunca pude controlar mis emociones con respecto a ella, por mucho que lo intentase. Siempre se salía con la suya, ¿cómo no iba a hacerlo cuando me miraba con esos ojos? Pf, im-po-si-ble.

Nos sentamos en la barra del buffet libre para ir agarrando la comida que quisiéramos y una mujer de pelo oscuro y lacio se puso a mi lado, sonriéndome.

—Hola, me llamo Kate —se autopresentó— ¿y tú?

—Ah, Saeyoung —le sonreí de vuelta para ser amable y, justo en ese momento, Hana se sentó frente a mí, carraspeando la garganta y dedicándome una mirada matadora.

Kai se sentó a su derecha, mientras que tenía a otro joven que desconocía del otro lado.

—¿Empezaste hace poco a trabajar aquí, no? —indagó Kate.

—Sip, estoy encargado de... algunos asuntos privados, referentes a la campaña —respondí de forma neutral. No tenía permitido hablar mucho sobre el trabajo que hacía allí.

—Qué misterioso, me gusta —se rió y, acto seguido, escuché como Hana bufaba.

Clavé la mirada en la suya, que estaba observándome, y apartó la vista en seguida. Estaba escuchando la conversación, eso me ponía contento, ¿seguía poniéndose celosa por mí? Lo disfrutaba.

—¿Qué van a querer de beber? —un camarero esperaba la orden, con libreta en mano.

Ya que estábamos en un japonés, casi todos se decidieron por sake, así que opté por eso mismo. Vi como la pelirrosa se cruzó de brazos, examinándome, parecía algo enfadada.

—Yo estoy en el departamento de administración —siguió Kate y volví a mirarla—, no es lo más divertido del mundo, pero me da de comer, ya sabes.

—Sí, el dinero es importante, ¡está claro! Somos una sociedad consumista.

—Si tan poco te gusta tu trabajo, Kate, no es necesario que vengas más, hay gente que mataría por estar en tu lugar —interrumpió Hana, en un tono seco y cortante.

—¡Oh! ¡no es eso, jefa! —titubeó—, el trabajo es... ¡es increíble! No quería parecer como si estuviese menospreciándolo, no es lo que deseaba decir.

—No hace falta que me llames jefa, no estamos en horario laboral y tenemos más o menos la misma edad.

—Sí, cierto... aunque, teóricamente, tengo dos años más que tú —se rió—, y aquí estoy —murmuró esto último, tocando mi hombro.

Observé su mano, pensando en el exceso de confianza que se tomó, y luego puse la vista en Hana, que por la cara que tenía, parecía estar conteniéndose mucho.

—Suena algo conformista, ¿no? —sonrió esta última—, no me agrada la gente conformista, ¿no sabías que es la ambición la que produce riqueza?

—¡No es como si no tuviese metas! Simplemente me agrada tanto este trabajo, que estaré aquí hasta que... —se detuvo, borrando la sonrisa de su rostro.

Quiéreme [Parte I y Parte II]Where stories live. Discover now