Ódiame. 5: Lo sé todo

452 52 310
                                    

Estaba conduciendo. Había puesto 'Goodnight moon' y Saeyoung parecía tener una tienda de campaña entre las piernas. Eso me hacía sonreír. Aún se acordaba de lo que hicimos con esa canción y tal vez estuviese pensando en rememorarlo.

—¿Te gusta esta canción? —pregunté con malicia.

—¿Eh? ¡sí! Quiero decir... es la misma con la que... —se detuvo, soltando un suspiro y frotándose la frente.

—¿Sí?

—Ah, ¡nada! ¡nada de nada! No estaba pensando en nada raro ni... ¡no vayas a pensar cosas extrañas! —tartamudeó, tratando de defenderse.

—Sé que te acuerdas, Saeyoung —sonreí sin quitar los ojos de la carretera.

—Mierda —soltó un bufido y me miró. Luego bajó la vista hasta mis piernas, me estaba examinando.

—¿Qué pasa? ¿te excitaste? —quise burlarme un poco—, ¿no era que el sexo conmigo era muy malo?

—Bueno... no es lo que quise decir —terminó por reconocer—, estaba enfadado y...

—¿Ya no lo estás?

—Oh, ¡por supuesto que lo estoy! —rectificó—, pero eso no quita que fuese mezquino antes. Me... me arrepiento de ello.

—Ajá, ¿así que reconoces que el sexo era la hostia?

—Era... era bueno, ¡pero como con cualquier otra chica! No te necesito, no vayas a pensar que...

—¿Bromeas? Yo te lo enseñé todo ¿y así me pagas? Qué malagradecido —me hice la víctima.

—¡No es eso! Quiero decir... ugh, ¡deja de hacerme sentir mal! ¡teníamos buen sexo! ¿y qué?

—¿Solo bueno?

—¡Maldita sea, Hana! ¡ya sabes lo que pienso sobre eso! ¡era maravilloso, sí! —admitió con la voz agitada—, ¿y ahora podemos dejar de hablar de sexo?

—¿Por qué? ¿estás tan cachondo que no puedes parar de pensar en follarme?

Tomó una profunda bocanada de aire ante mi pregunta. Sonreí, se estaba conteniendo.

—Para el coche —demandó de pronto.

—¿Qué? ¿por qué?

—No quiero tener otro accidente, detente —puso una mano sobre mi pierna y un escalofrío me recorrió de arriba a abajo.

Noté como el pulso se me aceleraba e hice lo que me demandó, parándome en un descampado.

Me subí las gafas de sol, colocándolas en el pelo y puse la vista en él, esperando a que dijese algo.

—¿Y bien? —insistí.

—Deja de provocarme, Hana, fuiste tú quién me dijo que me amaba y luego se fue. ¡Dijiste que pasara lo que pasase, siempre seríamos tú y yo! ¡recordaba tus palabras cada día de mi vida! Y luego me encontré con que ibas a casarte con Jumin. —Su tono distó mucho de ser amable, estaba furioso.

—Que accediese a su proposición de matrimonio no significa que lo ame —confesé con sinceridad—, quiero que entiendas que hay más cosas en juego.

Abrió la boca ante mis palabras, estupefacto.

—¿De... de verdad estás diciéndome eso? —tenía los ojos llorosos—, ¡¿qué más cosas hay?! —indagó, sacudiéndome los hombros.

—Mi carrera es lo primero ahora mismo. Todo lo demás es una farsa. No tiene sentido para mí, solo hay algo que tuvo sentido en mi vida.

—¿Qué es?

Quiéreme [Parte I y Parte II]Where stories live. Discover now