56. Una condición

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Saeyoung me miraba con los ojos como platos, parecía en una especie de shock así que chasqueé los dedos frente a su cara para que reaccionase.

—¿Eh? —parpadeó saliendo de su reciente coma solo para responderme con un monosílabo.

—¿Qué piensas? ¿nos enrollamos los tres? —solté con toda naturalidad, levantando una ceja con picardía.

—¿Quieres... quieres enrollarte conmigo y con mi hermano, ¿a la... vez? —al parecer le estaba costando procesar la información—. ¿Juntos, los tres?

—¿Por qué no?

—Hana, yo... deseo tenerte solo para mí —opinó al fin—, sé que puede sonar posesivo y tal vez egoísta, pero no quiero que nadie más te toque y te mire como yo lo hago.

En cierta forma podía entenderlo, ya que a mí me sucedía algo similar con respecto a ellos. Solo pensar que alguien más pudiese tener esa intimidad con los gemelos me volvía loca y me atormentaba. Pero yo era de las que tomaba medidas drásticas que incluían eliminar del planeta a cualquiera que se interpusiese en mi camino. Problema solucionado.

—Te entiendo, Saeyoung, pero aún así te pido que te lo pienses, puede ser divertido y...

—¿Todo esto es porque no quieres renunciar a él, verdad? —detecté cierto resentimiento en su tono de voz.

—Me gustáis los dos, ¿no lo entiendes?

—Esa no es la cuestión, Hana. La cuestión es si estás enamorada de mí o de él. —Parecía dolido.

—No puedo contestarte a eso ahora mismo —fui sincera.

—¡Solo dímelo! —alzó la voz, desconcertándome y sacudió mis hombros. Se estaba alterando—. Prefiero que me lo digas ahora y no que me dejes más adelante para irte con mi hermano. Es muy doloroso, ¡¿no lo sabes?!

Estaba sufriendo y odiaba verlo así.

—Lo siento —acaricié su mejilla para tratar de calmarlo—, no puedo darte la respuesta en este momento, estoy hecha un lío, ¡ni siquiera recuerdo gran parte de nuestra historia ni como nos enamoramos!

Se hizo un doloroso silencio cargado de tensión. Cerré los ojos unos segundos y me mordí la boca, arrepentida por haberle recordado aquello. Solo le haría más daño y no quería eso.

—No... lo siento yo también, tienes razón. Me pasé —estrujó mi mano con fuerza—, ojalá pudiera hacerte recordar, todo esto es mi culpa, si no hubiese tenido el accidente, tú...

Seguía sintiéndose muy culpable y eso no me gustaba nada.

—No digas eso, podría haberle sucedido a cualquiera.

—No es cierto, debí ser más responsable, tu vida estaba en juego. ¿Y si llega a pasar algo peor? ¿y si...? —continuaba torturándose.

Tenía la mirada perdida, como si estuviera ausente.

—No pienses en cosas malas —le tomé de la barbilla para enfrentarlo—, estamos aquí, ahora, vivos —remarqué—, no era nuestro destino morir ahí.

—Lo sé —murmuró—, a veces tengo la sensación de que somos los sims de alguien, alguien que nos controla, ¿qué tontería, cierto? —esbozó una sonrisa que denotaba más tristeza que felicidad.

—Saeyoung...

—¿Y si nuestras vidas dependen un hilo muy fino, que podría romperse en cualquier momento? ¿y si de un día para el otro pierdo lo que más amo? Estoy aterrado. No me da miedo morir por ti, pero no soportaría perderte. Soy un cobarde, ¿verdad?

Quiéreme [Parte I y Parte II]Where stories live. Discover now