13. Dulce chantaje

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Las cosas con Seven no estaban saliendo como yo quisiera. Estaba muy frustrada, ¿por qué le costaba tanto admitir sus sentimientos? ¿acaso no se daba cuenta de que lo amaba? No estaba siendo precisamente sutil con él.

Y para colmo no me podía sacar de la cabeza sus besos y caricias. Fui hacia la ducha pensando en él y me di un baño caliente. El vapor llenó toda la habitación. Cuando salí, el espejo estaba empañado y se me ocurrió una idea.

Iba a enviarle un mensaje subliminal para ver si se enteraba de una vez. Escribí en el espejo una palabra y me quité la toalla. Cogí el móvil e hice una foto en la que claramente se veía el mensaje y algunas partes muy generosas de mi cuerpo mientras que el resto salía vaporizado.

Le di a compartir sin pensarlo mucho y fui a prepararme para la cita con Zen, esperando a que contestara.

No hubo ninguna reacción por su parte, tal vez se enfadó más de lo que me pensaba.

Había quedado en un parque por lo que fui hacia allá caminando. Seven seguía sin dar señales de vida, aquello era extraño.

Llegué y vi a Zen sentado en el césped. Había traído una cesta con comida y algunos libros. Cuando me vio se sonrojó.

—Hola, Hana. —Se quedó unos segundos paralizado sin saber qué decir, eso era anormal en él—. ¿Quieres sentarte? —titubeó.

—Claro. —Cuando lo hice observé su cara más de cerca. Era un auténtico tomate, ¿tal vez tendría fiebre?—. ¿Estás bien, Zenny?

—¿Eh? ¡Sí, perfectamente! —se rió con nervios—, esto... Hana.

—¿Sí?

—Q-quería hablarte del mensaje de esta mañana... c-creo que... —Espera, yo no le envié ningún mensaje esta mañana... ¿no será que...?

—¡Hola holi! —La voz de Seven retumbó en mis oídos y este se sentó a mi lado sin siquiera preguntar. ¿Cómo sabía dónde era la cita? ¿me habría seguido? Y a juzgar por el tono despreocupado de su voz no parecía que hubiera recibido mi mensaje, sin embargo Zen... no... ¿o sí?

—¡Seven! ¿qué haces aquí? —el albino parecía un poco descolocado por su repentina aparición.

—¡Hace un buen día soleado! ¿no creéis? Quería aprovecharlo —se rió.

—Seven, siento decírtelo así pero Hana y yo estamos teniendo una cita y...

—¡Cuántos más mejor! ¿no crees, Hana?

—¿Qué te pasa, Seven? —le pregunté intrigada por su reciente comportamiento.

—¿Qué iba a pasarme? Solo estoy disfrutando del día como vosotros. Oh, ¡cogeré uno de esos! —Se lanzó sobre la cesta y cogió un muffin de los que había hecho Zen.

—Seven, ¡quieto! esos muffins no son para ti —el peliblanco pareció enfadarse.

—Woah, no sabía que eras tan egoísta. Tienes que aprender a compartir —el pelirrojo usó un tono un tanto coqueto y me miró como si quisiera compartirme a mí y no al muffin—. ¿Quieres, Hana? —Me ofreció de su comida casi estampándola contra mi boca.

—Mmm —Tenía la boca llena—. ¿Qué estás haciendo? —Hablé tapándome con una mano mientras masticaba.

—No se habla con la boquita llena-

—Seven, ¿a qué viene esto? —Zen parecía cada vez más enfadado.

—¿El qué? —siguió riéndose—. Deberías sentirte honrado solo con mi presencia.

Quiéreme [Parte I y Parte II]Where stories live. Discover now