37. Te amo

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El pelirrojo me miraba exigiendo una respuesta por mi parte. Estaba bastante segura de que habría presenciado la escena del beso. Me levanté del suelo para ponerme a su altura y fui a poner la mano sobre su hombro, intentando arreglar la situación.

—Saeyoung, no es lo que piensas, yo... —Antes de que pudiese terminar la frase me apartó de golpe y fue hacia su gemelo. Se quedó de pie inmóvil, observándolo. Saeran optó por levantarse y enfrentarlo. El hacker le dio un empujón en el hombro, dejándolo atrapado entre él y la pared.

—¿Por qué no sigues esposado a la cama? —preguntó con frialdad.

—La rompí —el peliblanco apenas tenía fuerzas para contestar después de lo ocurrido, por lo que hablaba en un hilo de voz. Su hermano analizó su rostro, percatándose del mal estado en el que se encontraba. Sacó unas llaves de su bolsillo y le quitó las esposas.

—¿Qué ha pasado? —Saeyoung pareció preocuparse por él, a pesar lo que acababa de presenciar—, ¿por qué lloras?

—No es de tu incumbencia, estúpido. —Saeran aún lo odiaba demasiado.

—Saeran, no entiendo lo que pasa, ¡explícame! —explotó, sacudiendo sus hombros—. ¿Por qué tuviste que besarla otra vez? —Parecía estar recriminando.

—¿Eso es lo único que te importa, no?

—¡Por supuesto que no! ¡¿por qué me odias así?! ¡soy tu hermano! ¡ya te dije que yo no te abandoné! ¡te dejé a cargo de ellos! —alzó la voz, haciendo referencia a alguien que desconocía.

—¡Me abandonaste! ¡dejándome con una puta mentirosa que ha arruinado mi vida! —Cuando dijo la palabra 'mentirosa', recordé la discusión que había tenido con esas dos mujeres. Le dijo mentirosa a la rubia llamada Rika, ¿se referiría a ella? ahora sí que iba a matarla.

—¿Qué? ¿qué quieres decir? —el pelirrojo estaba desconcertado—. Ella dijo que cuidaría bien de ti y...

—¡Cállate! ¡no tienes ni idea de lo que he tenido que pasar por tu culpa! ¡ojalá estuvieras muerto! —Sus palabras resonaron en toda la habitación, y se hizo un gran silencio. El de ojos ámbar bajó la vista al suelo, y las lágrimas comenzaron a derramarse por su rostro.

Iba a tocar su brazo para intentar consolarlo y me agarró con fuerza de las muñecas, apartándome y clavando sus ojos en mí.

—¿Te gusta él? —preguntó al fin.

Me quedé en blanco y desvié la vista hacia Saeran. ¿Me gustaba? Joder... claro que lo hacía. Pero no estaba enamorada. Volví a mirar al chico que amaba, que seguía esperando una contestación.

—Estoy enamorada de ti, ¿no está claro? —Estaba algo enfadada y harta. Ni siquiera me había dicho que me amaba y aún así me exigía una respuesta.

—No contestaste a mi pregunta —insistió con la voz entrecortada.

—Supongo que sí, me gusta. —Fui sincera. Sus lágrimas aumentaron, y aflojó el agarre. Volví a mirar al peliblanco, el cual ya tenía sus ojos fijos en mí.

Seven observó nuestras miradas, y me soltó con brusquedad de las muñecas, empujándome sobre su hermano. Me agarré a sus hombros para no caerme, y me tomó de la cintura.

—¡¿Qué mierda haces?! —exclamó el de ojos verdes.

—Quédatela, yo no la amo. —No podía creerme las palabras hirientes que acababan de salir de la boca de Seven, sin ni siquiera mirarme. ¿Que no me amaba? ¡por supuesto que lo hacía!

Fui hacia él y lo empujé, furiosa.

—¡¿Cómo que no me amas?! ¡claro que lo haces! —chillé. Miró al suelo, evitando verme.

Quiéreme [Parte I y Parte II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora