53. Sigo pensando en ti

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Tomé de la mano a Saeyoung y nos metimos en mi piso, sentándonos en el sofá. Me quedé mirándolo un rato tratando de averiguar por dónde empezar.

—Verás, mi padre es amigo del tuyo y le pidió ayuda con el caso de Saeran —solté al fin.

—Lo sé, lo sé todo, Hana.

Suspiré. Joder, claro que lo sabía, era un jodido hacker  increíble. Subestimé sus buenas habilidades.

Acarició mi cabello, apartándome un mechón de la cara con suavidad.

—Odio que me mientas —continuó—, no vuelvas a hacerlo, puedes confiar en mí, ¿no lo sabes?

—Supongo... lo siento, pero quería solucionarlo por mi cuenta.

—¡No deberías! —alzó la voz—, ese hombre es muy peligroso, no entiendo porqué te implicaste en esto, pudiste habérmelo dicho y...

—¿Y huirías? —completé su frase sabiendo muy bien como reaccionaría, ya que hizo lo mismo cuando me dejó en Sevilla.

—Uh, ¿así que vas echarme en cara la mala decisión que tomé en el pasado? Te dije que me arrepentía de ello, debes creerme, todavía me siento muy culpable. —Me apretó la mano con fuerza.

—¿Entonces estás diciendo que no pensaste en huir esta vez?

—¿Eh? Bueno... —me apartó la mirada, dando a entender que sí había considerado esa opción.

Le tomé de las mejillas logrando que volviera a clavar sus ojos en los míos.

—No vas a huir, no esta vez. Tengo un plan.

—¿Qué? ¡no! ¡ni hablar! —protestó—, necesito que a partir de ahora te mantengas apartada de este asunto.

—¿No ves que fui yo la que os metí en este lío en primer lugar? Pedí ayuda a mi padre sin saber que todo se iba a torcer así. Ahora debo solucionarlo. No quiero que tú, o él... Saeran podría terminar en la cárcel, o peor.

—Eso no va a pasar, ¿me oyes? Si trabajo junto con mi hermano podríamos meterlo entre rejas antes de que eso suceda. No es sencillo pero sé que podemos hacerlo.

Chasqueé la lengua, yo no deseaba meterlo en la cárcel, quería matarlo y enterrarlo a metros de profundidad.

—Tu padre no se merece la cárcel —declaré—, sino algo mucho peor.

El pelirrojo se masajeó la sien asumiendo lo que acababa de decir.

—¡No puedes matarlo, Hana! Terminarían por pillarte o tal vez te matase él primero, ¡no quiero ni pensarlo! No sabes de lo que es capaz. ¡No pienso arriesgarme a exponerte de esa forma! ¡podría pasarte algo muy malo! deja de ser tan ingenua y pensar que puedes con todo, ¡hazme caso de una vez! Yo puedo puedo hacerme cargo.

—¡No pienso apartarme, Saeyoung! ¡me da igual lo que me suceda! ¡ese hombre merece pagar por todo lo que os hizo! Os arruinó la vida.

—¡Pero a mí sí me importa lo que te pase! ¿no entiendes? —gritó—. Así que déjalo en mis manos y ni se te ocurra ir sola a sacar fotos de ese tipo —exigió enseñándome el móvil con las fotografías que acababa de hacer.

Parecía muy enfadado. Le arrebaté el móvil de las manos colocándolo en la mesa y me puse a horcajadas sobre él, besándolo con fervor. Escuché un 'umm' de sorpresa por su parte y sus brazos me envolvieron por la cintura.

—Hana, espera... —murmuró entre beso y beso.

—No te enfades.

—No estoy enfadado, solo molesto. No quiero que termines herida por mi culpa, ¿lo entiendes? —se despegó de mis labios para mirarme, quitándose las gafas y dejándolas en la mesita.

Quiéreme [Parte I y Parte II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora