Capítulo 4

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04

Rebecka

Abro mi computadora, guió el puntero hacia el icono de búsqueda y tecleo.

"Alessandro Ackerman"

Inmediatamente me arroja el resultado deseado.
Su perfil.

Pero realmente, ¿quién carajos es?
Alessandro, jugador de fútbol en su escuela privada y patética, ganó un trofeo por excelente goleador, ganó una medalla por su desempeño académico, quien diría que es un cerebrito, ganó un diploma por su excelente comprensión lectora.

Me muerdo el labio y bajo un poco más hasta que leo la nota que salió hace meses, y que llamo la atención de todos aquí.

"Alessandro Ackerman, hijo del prestigioso empresario y dueño de la marca de automóviles Ackerman, fue detenido este sábado por manejar alcoholizado y estrellar su auto a la orilla de la carretera"

Su padre se encargó de ocultar cualquier noticia al respecto, fue imposible, todo el mundo se enteró. La gente dice tantas cosas al respecto, como que Alessandro es el hijo problemático, y que solo traerá consigo problemas familiares.

Yo solo pienso en él por que de sus acciones, que es lo que pensará por su cabeza.

Suspiro y cierro mi computadora.
Ya fue mucho Alessandro por hoy.

****

Pongo mi mejor sonrisa forzada, mientras tomo una enorme bola de helado y la aplasto sobre él cono, se lo entrego al adorable niño rubio que espera por su helado de menta y chocolate.

—Gracias—musita.

Le doy mi mejor sonrisa—No es por nada...

Lo veo salir, muy feliz con su helado.

Trabajo algunos días por la tarde, una niñera se encarga de Ray, solo por unas horas.

—Llegaste tarde hoy—la insoportable voz de Lenny llega a mis oídos.

Mi estúpido e insoportable jefe.

—Si, lo sé, no volverá a pasar...

—La cosa es que ya no te creo Rebecka, dices eso a diario.

—Tuve que ir por mi hermano a la escuela, darle de comer y esperar a la niñera, te juro que no volverá a pasar.

Se cruza de brazos—El problema aquí es que ya me canse de tus juramentos patéticos, no sirves para nada.

No te enojes.

Respira Rebecka.

No le des el gusto.

A la mierda.

—¿Sabes qué?, búscate alguien más—me quito el mandil y se lo lanzo en el rostro.

Tomo mi mochila y salgo detrás del mostrador.

—No puedes irte.

Ackerman I: El clan Ackerman (+21)Where stories live. Discover now