Capítulo 66

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66
Maratón 2/2

Rebecka

Una ambulancia entró a toda velocidad a la mansión Ackerman, justo cuando un mensaje de Alessandro llegó a mi celular, una llamada de Ariel alertó a Alexis. Nos levantamos y salimos corriendo.

—¿Qué ocurre?—cuestiono Luna.

—Mi madre...—susurró Alexis antes de cruzar la calle y entrar a su casa.

Cami fue corriendo detrás de él.

—Los mantendré al tanto—prometí antes de seguir a mis amigos.

Cruce el protón del que ha sido mi hogar las últimas semanas, y la sirena no cesaba, conforme entraba se escuchaba más y más asta que se detuvo y el sonido fue sustituido por unas ruedas de camilla.

Estaban sacando a Anastacia en una camilla, con un respirador sobre su boca y Ariel tomado de su mano en todo momento. Alessandro cruzó la puerta y al verme su rostro se tranquilizó un poco.

Alexis corrió directo hacia su madre, la cual estaba con los ojos entrecerrados.

—Mami, ¿qué pasa?—cuestiono el menor de ellos.

—Deben llevársela—dijo Ariel.

Alexis se aferró a su madre que los camilleros tuvieron que intervenir, después corrió hacia los brazos de Cami donde continuó sollozando.

Yo simplemente estaba en shock, todo sucedía muy rápido, la subieron y se la llevaron a toda velocidad y con la sirena a tope.

Ariel se fue con ella y yo fui directo a Alessandro.

—¿Qué ocurrió?—pregunte.

—El bebé...—fue lo único que dijo.

No puede... apenas tiene siete meses. El bebé aún no termina de desarrollarse.

—Vamos—me tomó de la mano y me guió hacia su camioneta 4x4.

Abrió de inmediato mi puerta y entre.

—¡Suban!—grito para Alexis.

—Nos iremos con los escoltas—dijo Cami.

—Vamos con ellos Alessandro, no manejes en este estado.

—¿Dudas de mi?—cuestiono.

—No... pero.

—Entonces deja de cuestionarme—cerró la puerta.

Jamás me había hablado así.

Pero sabía que era un momento tenso.

No me tomaría nada personal.

Se subió y colocó su cinturón, después solo rugió el motor y salimos a toda velocidad de su casa. Alessandro iba pegado al volante y lo apretaba tanto que sus nudillos se pusieron blancos.
Mi corazón comenzó a latir tan fuerte y muchos recuerdos vinieron a mi mente.

Aquella noche lluviosa, yo tomada del volante, la carretera oscura, una luz fuerte y después todo se tornó completamente negro.

—Alessandro...—susurre.

Pero él no me escucho, aumento la velocidad cuando ya estábamos en la carretera de camino a la cuidad.

—Alessandro—volví a hablar.

Nuevamente mi voz fue ignorada.

—¡Para Alessandro!—grite con los ojos cerrados.

Y la camioneta se detuvo.

Ackerman I: El clan Ackerman (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora