Capítulo 47

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47

Rebecka

—El día está maravilloso...—murmuro Cami mientras acomodaba su sombrero.

Sonreí, estábamos apunto de irnos. Alessandro estaba subiendo las maletas en su camioneta, y Alexis las suyas en su auto convertible.

Mientras tanto la señora de la casa le estaba dando órdenes a los empleados de la mansión, todos escuchaban y acataban las órdenes.

—No entiendo el porqué no nos vamos juntos—reclamo Alexis.

Había insistido en que nos fuéramos todos juntos, pero Alessandro se había negado abruptamente.

Alessandro bufo—Por qué no soporto dos minutos contigo, menos tres horas de camino.

Alexis sonrió y le sacó la lengua en modo de burla.

Cami se despidió mientras Alexis le abría la puerta y después se montó en el auto. Los señores Ackerman ya se habían arrancado en una camioneta blindada.

Alessandro me abrió la puerta y me subí. Después se subió él y comenzó la travesía.
Conforme avanzábamos, íbamos alejándonos más del pueblo, las canciones iban reproduciéndose al azar, y una pregunta importante seguía rondando en mi cabeza.

—¿Puedo preguntarte algo?—me escuche preguntar.

Él asintió y volteo a verme un segundo, para después volverse a enfocar en la carretera.

—¿Por qué le dijiste a tu madre que somos novios?

Sus labios dibujaron una fina sonrisa—¿Te molesta?

—No... pero no recuerdo que me lo pidieras.

Rodó los ojos.

—Te lo voy a pedir a mi manera...

No entendí hasta que su mano pasó del volante a mi muslo izquierdo. Su toque me volvía agua, me convertía en una persona vulnerable, sus dedos siendo cuidadosos en todo momento y evitando el toque brusco, siempre tranquilo y con calma.

Su mano subió por mi cadera y mi abdomen, se detuvo justo en medio de mis pechos y sus dedos rozaron raramente entre mi blusa y mi sostén, por alguna razón se creó una fricción fascinante.
Subió por mi cuello y se detuvo al borde de mis labios, pues los acaricio suavemente.

—Quítame los anillos, me van a estorbar...—pidió en tono demandante.

Con los dedos temblorosos y torpes, le quite dos anillos de oro puro, alcancé a ponerlos en su mano y él los guardo con rapidez.

Después sus dedos continuaron su camino por mis muslos, fue en ese momento en que tome en cuenta lo que llevaba puesto, una falda algo larga, si, no muy buena idea, porque con facilidad la lave todo y ya estaba acariciando mis bragas, todo impresionantemente rápido y eso que estaba conduciendo.

Sus dedos no pidieron permiso, movieron la tela y se adentraron en mi humedad, eso me hizo jadear por la invasión. Recargue la cabeza en el asiento mientras sentía su mirada. Después metió otro de sus dedos y comenzó su trayecto, sus movimientos en círculos, sabía lo que hacía, y como hacerlo, me estaba matando.

Sacaba su dedos y lo metía con más fuerza y más rápido, cada vez aumentaba más la velocidad, me tome de su brazo y abrí más las piernas, otro dedo más se sumó a la acción, ya eran tres haciendo magia dentro de mis pliegues.

Saco sus dedos sin avisar, y lo vi confundida.

Se inclinó hacia mi y su pecho chocó con mis rodillas, abrió el compartimento que había en el auto y sacó algo.

Ackerman I: El clan Ackerman (+21)Where stories live. Discover now